CAMAGÜEY.- La curiosidad despierta a la gente de paso y por mucha prisa que se lleva, siempre se encuentra un pretexto para detenerse y mirar, para averiguar quiénes rompen con sus benditas extravagancias la rutina de la calle, la pereza de la plaza.

Todos los teatristas no son iguales pero hay unos especialmente atrevidos, porque prefieren salir de la sala rígida a levantar el espectáculo sin boletas ni acomodadores de por medio.

El teatro de callejero sale a buscar a su público, le ofrece gratis personajes, temas, miradas, emociones en los rostros de la ciudad que hace del Festival Nacional de Teatro de Camagüey un estímulo a un gremio de riquezas espirituales y empeños creativos.