CAMAGÜEY.- A las 10:10 a.m. estaban todos en su posición, se acercaba a la pista del aeropuerto internacional Ignacio Agramonte el vuelo VIV-382, procedente de México; a bordo, 21 pasajeros cubanos y extranjeros. A las 10:20 a.m. con el avión en la pista comenzó el trabajo que consiste en tres líneas de vigilancia.

La doctora Reyna Caballero Matamoros, jefa del turno de Control Sanitario Internacional (CSI) de la terminal, abordó la aeronave para verificar si se fumigó antes de aterrizar, pedirles a los viajeros la documentación sanitaria y realizarles una primera observación: “allí buscamos posibles síntomas, alguien que se rasque la nariz, por ejemplo, o estornude”, explicó.

LÍNEA 2: LA OBSERVACIÓN ES CLAVE

Minutos después comenzaron a descender los pasajeros; en tierra el resto del equipo sabe bien para dónde mirar, y ante cualquier síntoma actúan con prontitud.

Comienza entonces la Línea 2 de vigilancia. Aquí, según la doctora María Leticia Costa García, jefa de sección de CSI de la terminal, “es muy importante la inspección visual; además, se realiza el control de la Declaración de Sanidad del Viajero, que le pide un grupo de datos para esclarecer si estuvo en riesgo de contraer alguna enfermedad no endémica. Los que
no lo traen se ubican en el salón para que llenen el modelo”.

Esta línea se apoya de un potente y moderno scaner de temperatura corporal, que automáticamente registra las temperaturas de los viajeros, y para los que estén por encima de 37,2 grados Celsius se emite una alerta.

Yelena Rosell Villar es la informática del equipo, ella sugiere a los viajeros utilizar la vía de información adelantada en el sitio web www.dviajeros.mitrans. gob.cu, un proceso que proporciona información para agilizar trámites en los diferentes puntos de entrada.

Es de carácter obligatorio para cada pasajero completar con veracidad la información brindada para la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería,la Aduana General de la República y el Ministerio de Salud Pública. “El sitio emite un código QR, que al ser escaneado da toda la información y hace el trámite más expedito”.

“El reto está en hacer todo sin afectar el tiempo de estancia promedio de los viajeros en la terminal, para eso hay que observar y no perder tiempo, todo tiene que funcionar como un reloj”, dijo Costa García. El equipo de Adelante fue testigo de la activación del protocolo.

Durante el vuelo una pareja de cubanos y su hijo, procedentes de México, no trajeron el PCR negativo dentro de las 72 horas anteriores al viaje que exigen las autoridades sanitarias, algo que, según el personal de CSI, sucede con bastante frecuencia. Ante tales casos está orientado que el viajero debe aislarse por ocho días en una instalación turística, costeándose sus gastos.

De venir alguno con sintomatología de la enfermedad, se procede a su aislamiento en una sala habilitada, muy cerca del salón de llegada, con oxígeno,filtro sanitario equipado con trajes impermeables, donde permanece hasta que es conducido a una institución hospitalaria.

Esa línea también incluye la realización aleatoria de PCR, explica la enfermera Isel Cancino Gómez. “Según el número de viajeros se selecciona una muestra, y de resultar positiva se extiende al resto del vuelo, de allí la necesidad de que se dé la información correcta de la dirección donde hará estancia la persona”, aclaró.

LÍNEA 3: LA VIGILANCIA CONTINÚA

Después de pasar por los controles de Inmigración y de Aduanas, los viajeros reciben una tarjeta de advertencia que los orienta ante cualquier sintomatología, y de aparecer algún caso sospechoso se trasladarán al puesto médico.

Antes de salir del aeropuerto se les realiza otra toma de temperatura. Dos posiciones se ubican en los canales verde y rojo para poder detectar cualquier anomalía, incluso saliendo de la institución.

Pero el trabajo no termina allí, la información recogida en fronteras se tabula y envía por correo electrónico a las provincias, municipios y áreas de Salud de destino, y aunque no siempre funciona como es debido debe establecerse una vigilancia específica durante los 15 días posteriores al arribo, que incluye un chequeo clínico epidemiológico.

Este punto resulta vital en la estrategia de enfrentamiento a las enfermedades, porque de hacerse correctamente se pueden detectar en la comunidad síntomas y signos para evitar escenarios de transmisión.

De la disciplina y la serenidad con que se aplican los distintos protocolos depende mantener en buena medida bajo control la epidemia en el país.

En todas las líneas es esencial el desempeño del inspector sanitario estatal, Onelio Oñoz Suárez, quien ante cualquier violación de lo establecido puede actuar, e incluso multar si el hecho se considera como contravención.

Al final del día, cuando han concluido todas las operaciones, comienza el trabajo de Luis Montenegro Morell, operador del incinerador, adonde van a parar los desechos sólidos de las aeronaves internacionales.

“Se colocan en bolsas selladas, se pesan y se incineran; después de la quema se vuelve a pesar y se le aplica
un factor de conversión para estar seguros de que todo lo que se trajo se quemó”.

Las doctoras Leticia, Reyna, Lidia, Magalys; las seños Mainelis, Griselda, Iraida, Isel; la informática Yelena y Onelio, el inspector, de conjunto con Luis y otros tantos ejecutan un “complot” perfecto para que, por las fronteras, no entre el SARS-CoV-2.