ESMERALDA,CAMAGÜEY.- A la vera del histórico ingenio Brasil que debe producir azúcar y derivados en venideras cosechas cañeras, se alzan decenas de vistosos y confortables apartamentos familiares que apuntan hacia el desarrollo integral de Esmeralda, con énfasis en la cayería norte del territorio.

Hacia allá avanzaron rompiendo mangles y tirando piedras al mar los integrantes del otrora contingente Camilo Cienfuegos, de Camagüey, para unir con un pedraplén de 43 kilómetros a Jigüey-Romano y Cayo Cruz, vial severamente castigado por el huracán Irma (septiembre de 2017) y hoy en franca recuperación a cargo de la agrupación constructora Campaña de Las Villas.

¿UN “JOVEN”, UN HÉROE, UN FUNDADOR?

Desde 1989, cuando Fidel fundó el contingente Camilo Cienfuegos para ejecutar el pedraplén hasta Cayo Cruz, Julián de Armas Santos, residente en Esmeralda y recién llegado de Cuito Cuanavale en Angola, con una historia digna de saber, jamás se ha separado de ese paraje marítimo.

“Por orientación del Comandante en Jefe me enviaron a La Habana y me hice buldocista del ‘Camilo Cienfuegos’”, rememora antes de que le pida contar de su vida de combatiente contra el apartheid en África.

“Tenía 19 años y formaba parte de un grupo de artillería reactiva B-M-21. En Cuito Cuanavale caímos en una emboscada y tras una grave herida en la garganta perdí el conocimiento. Me encontraba entre combatientes caídos y no supieron que estaba vivo hasta que vino en rescate nuestro un helicóptero donde viajaba un médico cirujano que notó que yo movía un pie. Me dijeron que me pusieron sangre y operaron en la propia nave aérea. Seis días después recobré el conocimiento en un hospital cubano de Lubango y completé mi misión en Angola”.

Julián labora con su buldócer en la reparación del pedraplén que construyó junto a los constructores del “Camilo Cienfuegos”, hoy como integrante del contingente Campaña de Las Villas, aunque para la Empresa Constructora de Obras para el Turismo (ECOT) él es fundador de esa fuerza que siembra hoteles sobre las blanquísimas arenas de la norteña cayería.

ECOT, MÁS ALLÁ DE LOS EMBATES CLIMÁTICOS

La guagüita que conduce Humberto Lugo avanza expedita por el pedraplén o los sólidos desvíos sobre la bahía de Jigüey, donde se restauran el mayor número de puentes y escolleras dañadas por los eventos climáticos de los últimos años.

El vehículo y su guía sortean sin dificultad el ir y venir de camiones cargados de piedras y áridos, y casi sin uno percatarse aparecen las hermosas instalaciones turísticas como surgidas de la propia arena, rodeadas de naturaleza: aves, iguanas y otras especies.

Las obras son frutos de la investigación y el sudor de científicos ambientalistas y constructores para que, como siempre insistió Fidel, se preserven los rasgos autóctonos de la flora y fauna de Cayo Cruz, paraje marino del archipiélago Jardines del Rey con alrededor de 25 kilómetros cuadrados para el disfrute de sol y playa.

Los cerca de 3 000 trabajadores de la ECOT, procedentes de 11 provincias del país (pudieran ser muchos más los camagüeyanos de cualquier profesión y municipio que serían bien acogidos en esta zona de desarrollo) prevén en próximas décadas sembrar en el balneario y en los que ejecuten en Mégano Grande, Guajaba y Sabinal, no menos de 25 000 capacidades turísticas.

Del devastador huracán Irma quedan pocos objetos dañados por recuperar en Cayo Cruz, donde tampoco la pandemia provocada por el SARS-Cov-2 hace estragos, debido a las estrictas y sistemáticas medidas sanitarias que allí prevalecen.

Y aunque detractores de la Revolución no se cansan de echar a rodar bolas, mentiras o verdades adulteradas del proyecto turístico de la cayería norte de Camagüey y el real bloqueo pierda la rosca en su incesante apretar, la realidad del natural balneario, sueño de Fidel, vive con él y avanza a brazadas de Comandante sobre las azules y transparentes aguas, frente a viento y marea.