CAMAGÜEY.- Trescientos años antes de Cristo (a.C.), Euclides se refirió a los números perfectos. Hoy gracias a él y a otros matemáticos se conoce que el 28 es uno de los números privilegiados igual a la suma de sus divisores. Rosmery Pacheco Hernández ha vivido 28 años y no intenta la perfección, pero se siente orgullosa de ser una joven de este tiempo.
También Rosmery hace descubrimientos, no precisamente matemáticas: intuyó desde muy temprano su vocación, un hallazgo de los más difíciles. Admiró a sus tíos mientras cuidaban con esmero a sus dos hijos con discapacidad y se le encendió la chispa dentro; así decidió, en contra de algunas voluntades, ser educadora de la Enseñanza Especial.
Se abrió camino en un mundo de sensibilidad y amor por los otros, por eso dio el sí rotundo ante la propuesta de ser miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) para reafirmar su convicción de joven revolucionaria, porque “en el contexto que vivimos, se necesita de jóvenes valiosos que den el paso al frente”.
Rosmery integró la delegación camagüeyana al XII Congreso de la UJC, que se efectuó del 2 al 4 de abril en La Habana. Allá trasladó las inquietudes de la juventud cubana y las necesidades de los pioneros, por ser también Presidenta de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) en su natal Sierra de Cubitas, función que ocupa con orgullo hace 5 años.
Es la muchacha que pone mano fuerte a los problemas, dedicada a su trabajo, complacida con la tarea que realiza, conjuntamente con el PCC, los directivos del Ministerio de Educación, y el Poder Popular para que las actividades desarrolladas con los pioneros tengan impacto en la sociedad.
“Mi labor como Presidenta Municipal de la OPJM me permite conocer a los niños, entender la diversidad, no solo en la zona urbana sino también en zonas más complejas; escuchar sus planteamientos, abordar temas de interés como las tecnologías, la subversión, el embarazo en la adolescencia y todas las problemáticas sociales que también afectan al niño y al adolescente. Lo tratamos desde las asambleas pioneriles en la cuarta semana de cada mes”.
Rosmery sabe que los niños son la esperanza, en ellos deben ponerse las fuerzas mayores para que continúen el legado, es por eso que aboga por su bienestar, por atender mejor los campamentos pioneriles y fortalecer el movimiento de pioneros exploradores a nivel nacional, una manera de motivarlos y brindarles opciones de diversión fuera de la pantalla de los teléfonos móviles.
Se siente satisfecha de sus logros, graduada con mérito científico, varios reconocimientos y el regocijo inmenso de saberse parte de la juventud cubana, capaz y comprometida con sus raíces, raíces que como los números no tienen fin.