CAMAGÜEY.-Con dieciocho años, Landy empezó como ayudante en el basculador del central Argentina, entre hierros como le gusta decir; dos años estuvo en el servicio militar y al regreso de cumplir con el sagrado deber de defender la Patria, en 1987, pasó de nuevo a la industria floridana, también de ayudante, pero en el taller de maquinado en la especialidad de máquinas herramientas.
Siguió superándose como fresador y tornero, época en la que abrazó el IV Foro de Ciencia y Técnica al abrigo del movimiento de innovadores y racionalizadores, donde encauzó sus desvelos por dar solución a problemas apremiantes en los medios de transportación de caña por ferrocarril.
Tras su condición de Destacado en aquel evento nacional por la recuperación de la camisa de husillo de descarga de la centrífuga ASEA, su participación creció y se fue fortaleciendo. Atesora múltiples reconocimientos en el mismo y en otros como el foro ramal ferroviario, el de transporte, las ferias de recuperación de piezas, la Exposición Forjadores del Futuro, con el composite antifriccional, las tapas de cilindros de locomotoras y otros trabajos. Por tres años consecutivos presidió la comisión municipal del foro de piezas de repuesto de Florida.
Luis Orlando Martín Carvajal, Landy para sus conocidos, ingresó en 1991 en el curso para trabajadores en la carrera de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz y en 1997, fecha de graduación, un salto laboral lo llevó al taller 60 Aniversario, una especie de escuela, asociada a la rama ferroviaria.
Como jefe de producciones mecánicas, con el concurso de otros obreros y el apoyo incondicional de profesores universitarios como los doctores Alfredo Cisneros y Asdrúbal García, desarrolló todo cuanto defendió en su trabajo de diploma: la recuperación de los ejes de los carros jaulas de transportación de caña, el estudio del desgaste en los elementos del par tribológico (eje-chumacera) y la propuesta de tecnologías para el mejoramiento de esas piezas.
La fecunda trayectoria de este hombre no terminó con los títulos de ingeniero y de máster. A golpe de esfuerzos, de investigar e innovar, hoy forma parte de las decenas de Doctores en Ciencias Técnicas de la casa de altos estudios de Camagüey.
Actualmente, como jefe del Centro de Estudios de Explotación, fabricación y recuperación de equipos y piezas (CEEFREP) de la Universidad se desvela para asegurar alianzas con empresas de la provincia y de otros territorios del país.
“Nuestra más significativa experiencia a nivel nacional fue cuando el centro asumió la elaboración de toda la documentación técnica para establecer una tecnología de elaboración de módulos de moldes metálicos para la fabricación de edificios, actividad desarrollada por los nexos con Planta Mecánica Camagüey y la Universidad de Holguín”, puntualizó Landy.
El colectivo del centro mantiene como un sueño contar con un laboratorio de manufactura avanzada para desarrollar tecnologías de fabricación de piezas para la posterior introducción a escala industrial, además de otros servicios de ensayos mecánicos y tribológicos.
En el amplio currículo del entrevistado aparecen dos invenciones: el dispositivo para el tratamiento superficial de los muñones de los carros jaulas de caña y del hierro fundido aleado al aluminio-silicio para la sustitución del bronce de las chumaceras.
Landy considera que es necesario un despertar del movimiento de innovadores y racionalizadores, próspero desde la década del ‘80 del pasado siglo hasta los primeros del presente siglo. “Mas, hoy está casi nulo y no digo nulo para no pecar de absoluto. Hay empresas donde ni se habla de eso, ni se acuerdan de que una vez existió y fue protagonista de que muchos centros de producción continuaran trabajando a pesar de la carencia total de piezas de repuesto.
“No solo para avanzar, sino para revivirlo a todos los niveles y luego fortalecerlo hace falta la estimulación y no solo la moral, esa es importante, pero no llena todas las expectativas, hace falta la económica. Eso no significa ser consumista, sino que la aplicación del conocimiento, el solucionar un problema con eficiencia y eficacia, dar respuesta a dificultades que se suceden en la industria o en cualquier frente productivo, todo eso merece de la remuneración.
“He tenido la oportunidad de leer mucho sobre el tema de la recuperación de piezas. Muchos creen que es una práctica de países pobres, cuando en realidad comenzó en los desarrollados. Bajo las condiciones nuestras de nación subdesarrollada e importadora de una amplia gama de tecnología de distintas procedencias, es imprescindible tener un movimiento innovador como fuerza ejecutora de soluciones y que hoy tiene además la oportunidad de vincularse a las universidades. Por ello, la dirección del país tiene que devolverle el valor y la importancia que se ha ganado”.