Foto: De la autoraFoto: De la autoraCAMAGÜEY.- Hay fechas que marcan a todo un país y algunas que coincidentemente terminan trastocando el destino de cada uno de sus protagonistas.

Este es el caso de Ernestina Amaro La Rosa. En 1961, con solo 13 años de edad participó de la Campaña de Alfabetización que se desarrolló en Cuba con el objetivo de erradicar el analfabetismo y facilitar el acceso universal a los distintos niveles de educación de manera gratuita, hecho que convirtió a Cuba en el primer territorio libre de analfabetismo en América Latina.

¿Qué la motivó a participar?

Me motivó que era algo novedoso. Pero sin lugar a dudas, la gran influencia de mis padres, además del compromiso con la Patria. Mi abuelo obtuvo el título de propiedad de la tierra gracias a la Ley de Reforma Agraria. Mi familia era muy revolucionaria y unida y me inculcaron desde pequeña muchos valores que me sirvieron para dar este gran paso en mi vida.

—¿Qué hacía antes de ir a alfabetizar?

Me encontraba estudiando conos, en una escuela primaria en El Zanjón, que actualmente pertenece al municipio de Sibanicú. A esa edad, iba de la casa para la escuela y de la escuela para la casa. Estaba allí cuando me incorporé a la Campaña cuando surgen las brigadas Conrado Benítez.

¿Dónde alfabetizó por primera vez?

Fue en la casa de una alumna llamada Herminia en la localidad de El Brazo; lugar dode nací y me crié. Alfabetizaba durante el día con tres turnos y en las noches en una escuelita que fue construida gracias a un pedazo de tierra que había donado mi abuelo.

¿Qué recuerdos tiene de sus alumnos?

Eran buenas personas, respetuosas, cariñosas y muy atentos; en las casas de los campesinos yo me sentía como en la mía. Me imagino que pensaban “cómo esta muchachita va a ser nuestra maestra". Eran un total de diez entre hombres y mujeres, pero ellos son personas que viven en mi mente cada día y con los cuales tenía las mejores relaciones. Siempre recuerdo a uno de ellos, quizás, el más mayor, llamado Norte Cuba, un haitiano.

¿Cómo le cambió la vida el hecho de ser alfabetizadora?

Cuba es un país que se encargó de enseñar a leer y escribir a su pueblo. Fue una experiencia maravillosa y no podré olvidar nunca el momento en que cada uno de mis alumnos escribieron su nombre por primera vez. Por otra parte, el empeño de mis padres y mis abuelos, de cada persona que se encontraba a mi alrededor me motivaron para dar este gran paso.

“También gracias a este período de mi vida, pude cursar mis estudios en La Habana y posteriormente ejercer el magisterio en una localidad llamada La Araucana ubicada en el actual municipio sibanicuense.

“Esta fue una época convulsa, la gente se estaba familiarizando con la Revolución y nos arriesgamos para ver los resultados. Las personas confiaban en Fidel, su poder de convocatoria y queríamos estar ahí compartiendo nuestros conocimientos. Por tanto desde ese momento la vida nos cambió a cada uno.

El acto nacional en la Plaza de la Revolución habanera, aquel 22 de diciembre de 1961, estuvo presidido por Fidel. Con palabras entrecortadas y la emoción al descubierto comenta sobre la experiencia de haber tenido de cerca al Líder de la Revolución.

“Fue un momento especial. Todos estábamos pendientes a aquel suceso.  Yo estaba en primera fila. No había nada preparado porque con él nunca hay nada previsto”.

¿A qué se dedica ahora en su tiempo libre?

A una labor que he realizado por muchos años y es ayudar a cada niño del barrio a realizar sus tareas siendo una guía y una gran maestra. Lo que me recuerda aquellos tiempos en que alfabetizaba y las buenas experiencias que viví en esta gran etapa de mi vida junto a mis alumnos. Además de que desempeño un importante papel en cada una de las organizaciones a las que pertenezco. También he realizado muchos escritos como poesías las cuales he donado para diferentes eventos en mi localidad.

Y es que Nery, como cariñosamente le llamamos quienes la conocemos es una gran mujer, una amiga y un fiel ejemplo para toda persona que se encuentre a su lado y a pesar de ya no ejercer el magisterio contribuye día a día al mejoramiento humano.

¿Cuáles fueron las experiencias más importantes que vivió?

Poder enfrentarme a mis alumnos por primera vez, que supieran con las cartillas aprender a leer y escribir. Además de todas las personas que pude alfabetizar quienes se convirtieron en parte de mi vida; junto a mis familiares los que tanto me apoyaron con mucho amor y cariño. Por eso, los recuerdos de esa época de mi vida están guardados en mi corazón.

“Fue un momento de gran compromiso, lealtad y convicción revolucionaria. Hoy, si la Patria me necesita, volvería a enseñar”.