CAMAGÜEY.- Medallas, premios y condecoraciones no les faltan, pero ahora un peculiar galardón engalana sus vitrinas: el sello 60 Aniversario del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder). Son los más jóvenes de los siete trabajadores del sector en Camagüey merecedores de este reconocimiento entregado por única vez.

INCANSABLE

En los cálculos de Miriam Carbonell, hay 19 años en la plantilla del Ministerio de Educación como profesora de Educación Física en la escuela Pepito Mendoza. En 1998 ocurrió su traslado oficial al Inder y comenzó su historia en el combinado deportivo Garrido-Caridad, quizás el más complejo de la cabecera provincial.

 “Inicié como coordinadora del Consejo Popular y luego roté por casi todos los programas, hasta mi promoción como directora. Hubo quien supuso que dirigir más de 200 trabajadores que prestaban servicios en 24 deportes a miles de practicantes era un reto muy grande para mí, pero siempre quedamos entre los más destacados del municipio y varios profesores resultaron vanguardias nacionales”.

Foto: Tomada del perfil en Facebook de Miriam Carbonell, al centro.Foto: Tomada del perfil en Facebook de Miriam Carbonell, al centro.En un sector con fama de gente de carácter fuerte, a Miriam no le resultó muy difícil ser jefa porque “cuando estás pendiente de todos tus compañeros y actúas correctamente, te siguen. El respeto y la humildad que gané como profesora, me sirvieron de mucho en mis años de directora”.

Con esa experiencia se fue a cumplir misión en par de ocasiones a Venezuela. “De mi primera vez, en el estado de Trujillo, tengo muy buenos recuerdos por lo mucho que logramos con la población. Salíamos de una actividad y comenzábamos otra. Me seleccionaron como la mejor colaboradora a nivel estatal. Luego, en Anzoátegui, fungí como coordinadora municipal y llevamos el deporte y la recreación a comunidades que se encontraban en estado de pobreza, algo muy gratificante”.

A su regreso, le correspondió fungir como metodóloga de inspección de la Dirección Provincial de Deportes. Ahí tiene sus mañas: “no puedes convertirte en un azote. No puedes llegar a un lugar diciendo: ‘esto está mal y esto también’, tienes que explicar el error y enseñar a hacerlo bien. Aquí estamos todos en la misma tarea, la de llevarle salud y alegría al pueblo. Me siento realizada ayudando a perfeccionar el trabajo y organizando la memoria histórica de nuestro organismo”.

Miriam no tiene horarios fijos para su labor y se le distingue por su paso acelerado. Aunque incansable, a sus 60 años no se cree eterna: “Pienso en la jubilación, no por agotamiento, si no porque es el momento de dejar a los jóvenes el protagonismo. Así tiene que ser en la vida y en el deporte”.

TESTARUDO

Foto: Tomada del perfil en Facebook Inder CamagüeyFoto: Tomada del perfil en Facebook Inder CamagüeyLa historia de Luis Enrique Villavicencio es la de un testarudo que no permitió que el destino lo alejara de su sueño de trabajar por el deporte.

“Con 11 años entré a la EIDE en béisbol y continué estudiando en la EPEF para convertirme en ‘profe’ de Educación Física. En 1985 me gradúe y a los cuatro meses fui de entrenador de pelota a mi natal Santa Cruz del Sur. En mi primera competencia con menores de quince años obtuvimos el segundo lugar provincial”.

Cuando más realizado estaba, el deber lo llevó a cumplir el Servicio Militar en Angola. De la lucha contra el Apartheid regresó con el honor de combatiente de Cuito Cuanabale, algo que dice muy rápido, pero resume un valor incalculable. Al regreso, prefirió volver a lo suyo, hasta que la Unión de Jóvenes Comunistas solicitó sus servicios en el comité municipal, tarea que cumplió durante tres años para retornar nuevamente a lo que le gusta.

Pronto el deber lo alejó nuevamente del terreno, pero multiplicó su impacto como subdirector de un combinado deportivo, etapa que recuerda con agrado.

“Hicimos mucho por masificar la práctica de deportes acuáticos, principalmente del canotaje. En esas funciones estuve hasta que el Partido me llamó para cumplir una tarea en sus filas y me aparté otros cinco años del Inder, pero en 2005 me reincorporé como subdirector municipal y un año después me ascendieron a director.

“Tuve la satisfacción de organizar el programa de los cursos habilitados para jóvenes desvinculados y fundar la sede universitaria en el territorio. Vi a decenas de muchachos reintegrarse a la sociedad a través de nuestro organismo, muchos de ellos con altas responsabilidades hoy”.

Rememora con orgullo el renacer de casi todas las instalaciones deportivas de Santa Cruz en 2008, tras el paso de aquel terrible huracán. Luego llegaría la gran responsabilidad de coordinar la misión Barrio Adentro en el estado venezolano de Apure: “Apure está en la frontera con Colombia y en ocasiones nuestros colaboradores tenían que desplazarse hasta 500 kilómetros para llegar a comunidades desfavorecidas. La oposición siempre estaba al acecho para desacreditarnos, pero el agradecimiento de los hermanos venezolanos echaba por tierra todo”.

Tras 28 meses en la República Bolivariana, Villavicencio regresó a Camagüey, para sumarse al departamento de Inspección y Control Interno de la Dirección Provincial.

“Me siento muy útil en este puesto, porque mientras mejor organizados estén los recursos, más se puede hacer en la base. Con el tiempo aprendí a valorar los cargos y las jefaturas, de ellos depende el trabajo de cada entrenador, profesor o activista. No niego que me quedé con ganas de dirigir más tiempo mis ‘equipitos’ de béisbol, pero mientras esté en el Inder, me mantengo satisfecho”.