Es 21 de octubre de 2023. Mientras el mayor Imperio del planeta se ensaña en recrudecer sus medidas para impedir el acceso de Cuba a relaciones comerciales y financieras, y la vida cotidiana es golpeada por escaseces y tensiones, mucha gente se empeña en trabajar, en innovar, en aplicar alternativas para resolver nuestros problemas, grandes, a veces graves, y casi siempre urgentes.

Los retos no son fáciles y no pocos se desaniman. Criterios disímiles acerca de causas internas y, sobre todo, de posibles soluciones, inundan aceras, colectivos, redes sociales digitales, mas los ideales no están a debate. La heroica historia de esta pequeña nación que no se deja doblegar, nos empuja a reafirmar principios y actitudes.

Es 21 de octubre de 1959. Mientras el triunfante proceso de cambios de los humildes y para los humildes adopta decisiones cruciales en la administración de los bienes del país y su servicio a la mayoría, y se gesta una intentona de derrocar al gobierno revolucionario desde el cuartel Agramonte, el pueblo del Camagüey no admite la traición a tanto sacrificio y protagoniza la primera marcha del pueblo combatiente.

Las definiciones ideológicas que marcarían luego tantos momentos en el devenir de la Revolución apenas comenzaban, pero con Fidel y Camilo a la vanguardia no hacían falta convocatorias.

Las batallas de hoy, igual de decisivas para la supervivencia de la Revolución y de nuestra dignidad como pueblo, se libran también en las calles, en la defensa de las ideas y en el enfrentamiento a la indisciplina, a la indecencia, a la ilegalidad, pero se ganan, además, con manos y con inteligencia, en los surcos, en las industrias, en los laboratorios.

Trabajar, hay que trabajar. El bloqueo del gobierno de los Estados Unidos no va a desaparecer, y nuestra obra, nuestras vidas, nuestro futuro, mejor y posible, tienen que seguir y crecer a pesar de ese enorme obstáculo. La única opción es, entonces, multiplicar esfuerzos, avanzar por nosotros mismos.

Sembrar cada pedazo de tierra disponible, usar con racionalidad el poco recurso que tenemos y ponerlo donde dé más resultados, impulsar en cada municipio proyectos que empleen sus propias capacidades y puedan revertirse en su desarrollo, atender diferenciadamente a quienes están en desventaja, no constituyen lemas ni formalidades, sino acciones realizables, metas alcanzables.

Para ello resultan de gran trascendencia las ideas compartidas en entrevista especial con la Televisión Nacional por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República.

“Hay reservas, hay reservas de productividad, hay reservas de ahorro, hay cosas que se pueden hacer con un mínimo de divisas y otras se pueden hacer casi sin divisas. Lo que pasa es que tenemos que creérnoslo, y esa es una discusión que es política (…) Porque lo que sí no podemos es renunciar a los sueños de la prosperidad posible para nuestro país, que este pueblo lo merece como nadie”, enfatizó.

La orden de combate está dada. Nos la reiteró el pasado lunes el Primer Secretario del Comité Central del Partido: resistir, crear, vencer. Es la misma orden, la misma certeza que nos acompaña desde el 1ro. de enero de 1959, o mejor, desde el 26 de julio de 1953, 70 años atrás; o mejor, desde aquel 10 de octubre hace 155.

Porque la historia de nuestra Patria ha estado preñada de momentos heroicos como los que hoy vivimos. El camino a la soberanía de la nación no ha sido nunca fácil. Y la respuesta ha sido siempre la de hace 64 octubres, la decisión del pueblo de defender su victoria, la marcha unida y el sacrificio en pos de mejores amaneceres.