CAMAGÜEY.- Viendo uno de los momentos en los que aparece el Che en la televisión cubana por estos días, en el año en que se cumple el aniversario 50 de su desaparición física en tierras bolivianas, alguien a mi lado se preguntó: “¿Por qué tuvo que irse?” Y aunque no me aludía directamente respondí automática y lacónicamente: para luchar contra el capitalismo.

Claro que no me satisfizo la respuesta y supongo que a mi acompañante tampoco, porque aunque el concepto de capitalismo es tan abarcador en cuanto a tratar de reflejar gráfica y sucintamente las motivaciones que tuvo el Che para marchar hacia Bolivia, la palabra sola, sin acompañarla de todos los males que encierra, no fue, a mi juicio, suficientemente ilustrativa.

En su carta de despedida al Comandante en Jefe Fidel Castro y al pueblo cubano, leída por este en el acto de constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el 3 de octubre de 1965, Ernesto “Che” Guevara de la Serna explica su decisión en muy pocas palabras: “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tus responsabilidades al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos”.

Y agrega en otra parte de su misiva a Fidel: “En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo; la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté; esto reconforta y cura con creces, cualquier desgarradura”.

Y en su mensaje a la Tricontinental Che diría : “Cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego a la lucha por la liberación de su lugar de origen. Y cada pueblo que se libere es una fase de la batalla por la liberación del propio pueblo que se ha ganado”. En ese mismo documento había escrito: “… la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la redención de la Humanidad…”.

Se escogió a Bolivia como escenario de la lucha guerrillera emancipadora de ese pueblo por ser el eslabón más débil de la cadena de dominación imperialista y dentro de Bolivia él fue a la región donde menos se hacia sentir el control del Estado boliviano: Ñacahuasú.

Por otro lado, allí (en el país) estaban dadas las condiciones revolucionarias, entre ellas crisis estructural y crónica de un capitalismo primario, crisis económica coyuntural, inestabilidad política, dictadura militar y proletariado minero vanguardia en las luchas obreras.

En el prólogo al Diario del Che en Bolivia, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó: “Pero Che no concebía la lucha en Bolivia como un hecho aislado, sino como parte de un movimiento revolucionario de liberación que no tardaría en extenderse a otros países de América del Sur. Era su propósito organizar un movimiento sin espíritu sectario, para que a él se incorporasen todos los que quisieran luchar por la liberación de Bolivia y demás pueblos sojuzgados por el imperialismo en América Latina”.

Lo que ocurrió en los 336 días que duró la epopeya del Che y sus compañeros en Bolivia, desde el 7 de noviembre de 1966 en que él escribe en su diario: “Hoy comienza una nueva etapa”, hasta el 7 de octubre de 1967 que consigna: “Hoy se cumplieron 11 meses de nuestra inauguración guerrillera”, el mundo lo ha conocido a través de su diario y por los relatos de los combatientes sobrevivientes de esta gesta, y las versiones distorsionadas, casi siempre, de los que lo asesinaron el día 9 de ese fatídico octubre, en la escuelita de La Higuera, después de haber sido herido e inutilizada su arma por un disparo, por indicaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos.

Se sabe que factores fatales se combinaron para el desenlace adverso de la misión que se impusieron voluntariamente estos hombres y de cuya gesta escribiría el Líder Histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro, en el prólogo del Diario:

“Impresiona profundamente la proeza realizada por este puñado de revolucionarios. La sola lucha contra la naturaleza hostil en que desenvolvían su acción constituye una insuperable página de heroísmo. Nunca en la historia un número tan reducido de hombres emprendió una tarea tan gigantesca. La fe y la convicción absoluta en que la inmensa capacidad revolucionaria de los pueblos de América Latina podía ser despertada, la confianza en sí mismo y la decisión con que se entregaron a ese objetivo, nos da la justa dimensión de estos hombres.

“Che dijo un día a los guerrilleros en Bolivia: `Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres; los que no puedan alcanzar ninguno de esos estadíos deben decirlo y dejar la lucha´.

“Los que lucharon con él hasta el final se hicieron acreedores a estos honrosos calificativos. Ellos simbolizan el tipo de revolucionarios y de hombres a quienes la historia en esta hora convoca para una tarea verdaderamente dura y difícil: la transformación revolucionaria de América Latina”.

Es dable que los cubanos hubiésemos querido tener al Che en este empeño transformador en que nos encontramos ahora, por todas las virtudes de constructor de que nos dio prueba desde que se incorporó en México a Fidel y al grupo de expedicionarios del yate Granma, que desembarcó en Cuba el 2 de diciembre de 1956 para forjar el Ejército Rebelde que derrotó a la tiranía batistiana que oprimía y asesinaba al pueblo, en el cual se destacó como guerrillero audaz y jefe, y que después del triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, brilló como Ministro emprendedor, incansable trabajador, dirigente exigente y profundamente humano y que nos legó ricas experiencias revolucionarias en obras teóricas escritas que hoy tienen total vigencia y, sobre todo, su ejemplo inmaculado de fidelidad a sus ideas, por las cuales supo combatir hasta su último aliento en tierras bolivianas, desde donde partió hacia la inmortalidad con un ¡Hasta la victoria siempre! para otras tierras que “reclaman el concurso de sus modestos esfuerzos”.