Ante miles de compatriotas que celebraban el Primero de Mayo en Caracas, el presidente Nicolás Maduro Moro, como Jefe de Estado, llamó a la clase obrera, al pueblo en general a convocar a la Asamblea Nacional Constituyente que será la encargada de modificar la Carta Magna de la nación, aprobada en 1999, bajo el mandato del comandante Hugo Chávez Frías.

Según el Artículo 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del Poder Constituyente Originario. En ejercicio de dicho poder puede convocar una Asamblea Nacional con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.

Según lo adelantado por Maduro, la misión de redactar la nueva Carta correspondería a 500 constituyentitas electos entre todas las capas representativas de la población, proceso organizativo para el que fue creada una comisión que preside el actual ministro de Educación, Elías Jaua.

De lo que se trata, según los especialistas, es modificar el Estado, cambiar el ordenamiento jurídico, reorganizarlo y adicionar los programas y conquistas sociales y en modo alguno se persigue disolver los poderes, sino que estos coexistan en la Asamblea Constituyente.

La convocatoria a la Asamblea hecha por Maduro, que según el Artículo 348 de la Carta está facultado para ello como presidente de la República, obedece a la actitud golpista de la oposición que se niega a dialogar y ha elegido el camino de la violencia y el terrorismo, que ya ha costado 29 víctimas fatales a la nación y más de 500 heridos y cuantiosas pérdidas materiales.

Crear un clima que dé la apariencia de ingobernabilidad y con ello facilitar una intervención foránea, que supuestamente restablezca el ordenamiento en el país, es el objetivo principal de la oposición golpista que cuenta para ello con la complicidad de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, los que siguiendo las indicaciones de Washington urden constantes pretextos para aplicarle a Venezuela la vilipendiada Carta Democrática, paraguas bajo el cual se han cobijado sangrientas intervenciones norteamericanas en naciones latinoamericanas y caribeñas.

Por ello fue acertado que la revolución bolivariana mandara al c… a la OEA y denunciara que esta organización solo sirve a intereses estadounidenses, e iniciara el proceso de su separación de dicho engendro institucional y para ventilar las agresiones de que está siendo objeto, solicitara unas reunión de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada en El Salvador, bajo un manto constructivo que abogó por consenso por la continuidad del diálogo entre el Gobierno y la oposición para encontrar una salida democrática a la tensa situación creada por el diferendo existente entre ambos.

Los cubanos, que conocemos bien a la OEA, que en 1962 bajo las presiones del Gobierno norteamericano fuimos expulsados de esa organización y a la que pretendieron reintegrarnos en el 2009, hemos decidido soberanamente que a su seno jamás regresaremos y apoyamos y nos solidarizamos con la decisión de los compatriotas venezolanos de separarse también de ella y no dudamos que en el futuro otros países de la región sigan sus pasos, porque el deterioro progresivo del “Ministerio de colonias” es irreversible en estos tiempos.

Durante su intervención, el presidente Maduro anunció que ese mismo lunes, primero de mayo se haría efectivo el aumento del 60 % del salario mínimo y de las pensiones, rubricado el día anterior por él, al tiempo que se celebraba el quinto aniversario de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, considerada una de las mayores conquistas sociales de los venezolanos y de la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez y que la unión cívico-militar encabezada por el actual Mandatario, ha sabido defender y preservar ante todas las agresiones de la oposición golpista y sus patrocinadores imperialistas.