CAMAGÜEY.- Nos lo dijo Raúl: “Fidel se marchó invicto, pero su espíritu de lucha permanecerá en la conciencia de todos los revolucionarios cubanos”.

Este 2016 Fidel brindó el que podría considerarse su último servicio a la Patria. Luego de que millones de hombres justos alrededor del planeta celebraran sus 90 años de fructífero ser y hacer, la partida física de nuestro Líder Histórico nos ratificó el reconocimiento mundial a su inmensa obra e ideario y a su más importante legado: la Revolución Cubana, patrimonio y responsabilidad de todos y de cada uno de sus ciudadanos.

Y el General Presidente, en la última sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular —ese gobierno del pueblo que arribó a sus 40 años— confirmó la principal enseñanza de Fidel para cubanas y cubanos, protagonistas de la preservación y crecimiento de la nación: “nos legó su ejemplo imperecedero, su irrenunciable optimismo y fe en la victoria”.

Los acontecimientos del convulso y memorable 2016 estuvieron marcados por ese espíritu de lucha y esa fe en la victoria.

Ante el embate del poderosísimo huracán Matthew, sin precedentes en la región oriental, venció la previsión incondicional del Estado, la disciplina del pueblo, la solidaridad que movilizó gente de todos los rincones del archipiélago, y la ayuda de diversos países, hacia Guantánamo.

La votación de la resolución contra el bloqueo resultó inédita por la ausencia de votos en contra, con la abstención de los Estados Unidos, en franca aceptación del rechazo mundial a esa política, uno de los principales frenos en el camino hacia la normalización de los vínculos entre ambas naciones.

El restablecimiento de relaciones bilaterales, un triunfo de la dignidad, la resistencia y el apego a los principios de nuestro pueblo, avanzó con proyectos en áreas de interés mutuo, mas las medidas anunciadas por Barack Obama no tienen ni el alcance ni la concreción necesarios, por lo que su legado en relación con este tema se reduce a haber impulsado el acercamiento y ser el primer mandatario de su país en visitar la Isla en condición de Presidente después de 1959.

En el ámbito internacional, Cuba se consolidó como símbolo de paz, al sumar a su rol en el diálogo colombiano el de sede del encuentro entre el patriarca de Moscú y toda Rusia y el Papa Francisco; mientras sigue inspirando las luchas de Latinoamérica, a pesar de los golpes del neoliberalismo a los movimientos progresistas en la región.

Tampoco nos faltará el optimismo en la compleja batalla económica. Para avanzar en la actualización del modelo socialista, según delineó el Séptimo Congreso del Partido y acaba de ratificar la Asamblea Nacional, habremos de incrementar las producciones nacionales y las exportaciones, utilizar con eficiencia los recursos, y ejecutar inversiones en sectores decisivos para el desarrollo.

Los principales indicadores de la economía en Camagüey muestran balances favorables. La circulación mercantil se cumplió por segundo año consecutivo, pero esta vez con un aporte de más de 20 millones de pesos por encima del plan, que junto a lo presupuestado y otros ingresos permitieron elevar los desembolsos en materia de inversiones, reparaciones y mantenimientos a más de 290 millones de pesos.

Tal cifra se palpa en el mejoramiento de la calidad de vida de los camagüeyanos con la puesta en funcionamiento de nuevos establecimientos y servicios, la rehabilitación de escuelas, centros de salud, instituciones deportivas y culturales, y el renacer de entidades productivas.

Junto a la actividad inversionista, la producción de alimentos se mantuvo como prioridad, con énfasis en la recuperación de 52 polos productivos, la preparación de tierras para incrementar la siembra y la elevación de la disponibilidad de riego, para lo cual se electrificaron 75 posiciones, que permite alistar alrededor de 1 600 hectáreas.

Aunque todavía distan de los volúmenes necesarios para satisfacer las necesidades de la población, crecen las producciones en la mayoría de los renglones. Los “lecheros” sobrecumplieron sus compromisos para el año. La zafra azucarera, escollo hoy para un mayor avance de la provincia, recibe recursos materiales y la máxima atención de las autoridades, organismos y organizaciones del territorio, con la confianza puesta en el honor de los azucareros agrícolas e industriales.

Tales conquistas rubrican el “sí se puede” que nos enseñó el Comandante en Jefe.

Si todos nos proponemos cumplir la voluntad que enardeció a Cuba durante los días difíciles y gloriosos de la caravana hacia Santa Ifigenia, si cada “Yo soy Fidel” se convierte en “yo trabajo”, “yo transformo”, “yo aporto”, en cambiar lo que deba ser cambiado, en igualdad, libertad, esfuerzos, valores al precio de cualquier sacrificio, modestia, desinterés, altruismo, solidaridad, heroísmo, audacia, inteligencia, realismo, ética, verdad, ideas, unidad, independencia, justicia, patriotismo, internacionalismo… que es decir socialismo, habremos levantado allí el mejor monumento al mayor de nuestros invictos.