CAMAGÜEY.- Como cada año, a partir de 1959, todos los patriotas cubanos celebramos hoy jubilosamente el 1ro. de Enero como el advenimiento del triunfo de la Revolución, trasladándonos 58 años atrás, cuando el Ejército Rebelde, con Fidel Castro Ruz al frente, entró vencedor de la tiranía a Santiago de Cuba, capital de la entonces provincia de Oriente, para proclamar la victoria del pueblo.

En medio de nuestra alegría sentiremos con infinito pesar, la ausencia física de Fidel, quien partió el 25 de noviembre pasado hacia la eternidad, pero que siempre estará presente y al que a cada paso encontraremos, en las buenas y en las malas, porque marchamos juntos, como lo hemos hecho a lo largo de estas casi seis décadas, para levantar esta extraordinaria obra que es la Cuba de estos tiempos, y que como dicen algunos, él puso en el mapa del universo.

Como en todo aniversario, la costumbre es por lo general ir al recuento, cuánto hemos hecho y cuánto nos falta, por dónde vamos. Si nos atenemos en la reflexión a lo que éramos como República antes de 1959 y lo que somos ahora -sin soslayar estrecheces y carencias actuales, las que son nuestras y las que nos provoca el bloqueo a que nos someten los vecinos del Norte por más de cincuenta años- la conclusión es que no existe el más mínimo margen para la comparación frente a lo que somos y lo que fuimos.

De ahí el orgullo que sentimos por ser cubanos y vivir en estos tiempos, que nada tiene que ver con la egolatría y sí con lo que hemos sido capaces de hacer juntos en estos 58 años, con mucho esfuerzo y trabajo, con la guía certera del fundador de esta Revolución, con la capacidad de resistencia y voluntad de vencer que nos inculcó, y con una obra material y humana que no forjamos solo para nosotros, sino que ofrecemos y compartimos con todo aquel que lo necesite, sin esperar nada a cambio.

Compartimos incluso a Fidel, para que su imagen e ideas sean banderas de lucha para miles de hombres y mujeres de este mundo, como lo son y lo serán para nosotros siempre.

Si algún aprecio y autoridad moral y ética tenemos hoy como nación y como pueblo es, sobre todo, por la unidad que hemos forjado para enfrentar la hostilidad y los intentos de doblegarnos en este mundo hegemónico, en el que el poderoso imperio no cesa en sus ancestrales intentos de engullirnos como pueblo libre y soberano y de retrotraernos al capitalismo neoliberal que lamentablemente ha logrado imponer temporalmente a otros pueblos de nuestra América, los cuales más temprano que tarde sabrán sacudirse.

Sin chovinismos, los cubanos estamos conscientes de la responsabilidad asumida desde que encendimos el 1ro. de Enero de 1959 la llama de libertad en este continente, la responsabilidad de conducir victoriosamente este modelo económico y social que nos hemos propuesto llevar hacia adelante como la mejor y única opción que tienen los hombres y mujeres de América Latina y el Caribe -y del universo, por qué no- para alcanzar soberanía, justicia social, dignidad e igualdad de género y raza.

Por este camino andamos, con nuestra estrategia de desarrollo hasta el 2030 y la conceptualización de nuestro modelo económico y social que sustentamos como guías para avanzar en este convulso panorama internacional de crisis generalizada, donde a cada paso aparece la imagen apocalíptica de que la especie humana está a punto de desaparecer en medio de guerras, conflictos, terrorismo de Estado y de grupos, y cambio climático.

Las dificultades financieras y restricciones en los recursos energéticos nos obligaron a una rigurosa política de ahorro de estos últimos y a otras limitaciones en las ramas productivas y de servicios, lo cual implicó que el Producto Interno Bruto (PIB) durante el 2016 mostrara un saldo negativo de 0,9 % ; no obstante, continuamos como referentes en el sistema de salud, educación, deportes, cultura, desarrollo científico y social, recibimos casi cuatro millones de turistas, renegociamos las deudas externas para tener acceso a créditos frescos; ampliamos y perfeccionamos nuestra Ley de Inversión Extranjera con la apertura de nuevas carteras, pero que aún tiene que ser más dinámica en la captación de las inversiones, sin prejuicio alguno, pues nuestro desarrollo económico lo demanda con urgencia. Entre otros asuntos, firmamos el Acuerdo de Diálogo y Cooperación con la Unión Europea (UE), que con la llamada “Posición Común” que duró casi 20 años solo logró estancar las relaciones comerciales y políticas entre Cuba y ese bloque comunitario, y continuamos institucionalizando la vida del país para hacerla más coherente con el avance de nuestra sociedad y el actual panorama internacional.

Este 17 de diciembre se cumplió el segundo aniversario del momento en que los presidentes de Cuba, Raúl Castro y Barack Obama, de Estados Unidos, anunciaron al mundo el inicio de un diálogo para poner fin a más de medio siglo de hostilidad y confrontación entre ambas naciones.

En el lapsus transcurrido se han dado positivos pasos hacia la normalización de las relaciones entre los dos países, se establecieron las embajadas respectivas, Obama visitó Cuba, mediante el uso de sus facultades ejecutivas dictó en cinco ocasiones un grupo de resoluciones que flexibilizaron algunos aspectos del bloqueo económico, comercial y financiero, pero que aún mantiene todo su rigor y causa severos daños de todo tipo al pueblo cubano.

En un plano de igualdad y respeto mutuo las comisiones creadas para analizar los múltiples aspectos contenidos en la agenda de trabajo, en el camino de la normalización de las relaciones, continúan reuniéndose periódicamente, mientras los cubanos esperamos que estas prosigan desenvolviéndose en el mismo clima que hasta ahora con la nueva administración republicana que asumirá el poder en los Estados Unidos a partir del próximo 20 de enero, encabezada por el presidente Donald Trump.

Dispuestos a “cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, a ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, a desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional y defender los valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio…”, como nos dejó dicho Fidel en el Concepto de Revolución que nos legó como programa de vida para los tiempos actuales y por venir, celebramos este aniversario 58 del triunfo revolucionario con júbilo y alegría, y volvemos a cabalgar por la senda victoriosa de aquel 1ro. de Enero de 1959. ¡Hasta la victoria siempre!