CAMAGÜEY.- La convocatoria hecha por el Presidente cubano Raúl Castro Ruz a los países latinoamericanos y caribeños de apoyar a Venezuela contra las fuerzas oligárquicas e imperialistas que pugnan por destruir la Revolución Bolivariana, no solo es un reclamo solidario de naciones hermanas, sino una manera de preservar las conquistas que han alcanzado los pueblos de la región en las últimas décadas.

El reclamo hecho durante el discurso del Mandatario en el acto de celebración del aniversario 12 de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de Nuestros Pueblos (ALBA-TCP) en el Palacio de Convenciones de La Habana y al calor también del XXII del primer encuentro de los fundadores de este organismo regional, Fidel Castro Ruz y Hugo Rafael Chávez Frías, responde a la necesidad de preservar la integridad y soberanía de la Patria de Bolívar ante los crecientes embates de sus enemigos internos y externos.

Como se ha divulgado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba emitió una declaración de condena a los hechos, ante las informaciones procedentes de Buenos Aires, Argentina, en las que se consignan las agresiones físicas de que fueron objeto los representantes de las delegaciones de Venezuela y Bolivia cuando se disponían a asistir a la reunión de MERCOSUR que se celebraba en la cancillería bonaerense, organización de la cual el primer país es Estado miembro y el segundo se encuentra en proceso de ingreso.

“Nada justifica el empleo de la agresión física (policial) en una reunión internacional contra representantes oficiales de otros gobiernos, uno de los cuales, por demás, es mujer” (Delcy Rodríguez Gómez, la ministra de Relaciones Exteriores venezolana, quien sufrió lesiones en un hombro), acto violatorio de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas entre naciones.

La Cancillería cubana convoca al diálogo y a la negociación entre las partes y “llama a impedir por todas las vías que las conductas propias del fascismo y las dictaduras militares puedan repetirse entre naciones hermanas de nuestra región”.

Es notoria la conspiración de la llamada “triple alianza”, Brasil, Paraguay y Argentina, que pretenden secuestrar MERCOSUR, ignorar la presidencia pro témpore que le corresponde a la nación chavista, destruir su contenido social y ponerlo al servicio de las transnacionales de la economía y las finanzas, y claro que para tales fines Venezuela sería un obstáculo imposible de salvar.

Precisamente, como parte de esa ofensiva de las oligarquías y el imperialismo, y para añadir otro elemento perturbador en la guerra económica que se libra contra el pueblo y también como parte de la respuesta del Gobierno a ese tipo de sabotaje, a mediados de diciembre entró en circulación un nuevo cono monetario, seis nuevos billetes desde 500 y hasta 20 000 bolívares y tres monedas de distintas denominaciones, para contrarrestar el ataque contra los billetes de 100, cuyo acaparamiento y contrabando estaba dirigido a crear dificultades en las transacciones comerciales, incluyendo las minoristas.

Baste decir que el Gobierno de Maduro se vio obligado a cerrar temporalmente la frontera con Colombia y como consecuencia de los controles establecidos fueron incautados alrededor de 138 millones de bolívares en billetes de 100, que pretendían ser extraídos clandestinamente del país con el fin entorpecer la actividad comercial y financiera de la nación.

Son estos tan solo botones de muestra de la ofensiva contrarrevolucionaria contra la Patria bolivariana, que resiste y desarticula cada una de las maniobras agresivas de los enemigos imperialistas y la oposición, para continuar siendo el bastión en el que se decide si triunfa o no en el área la embestida neoliberal y neocolonialista con la que se pretende derrotar los movimientos revolucionarios y progresistas que hoy gobiernan en la región.

Salvar a Venezuela es salvar el ALBA-TCP, a Petrocaribe, continuar impulsando una relación económica, comercial y de cooperación y complementación que arroja incalculables beneficios para los pueblos latinoamericanos y caribeños, pero sobre todo, es salvar la dignidad, la independencia y soberanía de los pueblos del subcontinente que hoy se ve seriamente amenazado por la hostilidad y el asedio de las fuerzas enemigas de la libertad y el progreso de la región.

La voz y la acción unánime, sólida y vigorosa de latinoamericanos y caribeños es la de que contra Venezuela, los enemigos: ¡No pasarán!