CAMAGÜEY.- Dicen sus partidarios que el NO en el plebiscito colombiano para refrendar políticamente los acuerdos entre las Farc-Ep y el gobierno de Juan Manuel Santos, no fue contra la paz sino contra el contenido de los citados acuerdos.

Lo cierto es que este NO, que superó por estrechísimo margen el Sí (50,22 en contra y 49,78 a favor, alrededor de 5 centésimas de diferencia, unos 53 mil votos, con unas 300 mil boletas anuladas y un 63 de abstención de los votantes inscritos) ha obligado al gobierno colombiano a convocar a los opositores a un diálogo en el que expongan los argumentos que los llevó a adoptar tal posición.

Aunque el plebiscito no es vinculante jurídicamente y solo tiene carácter político, tanto Juan Manuel Santos como el líder de las Farc-Ep se han apresurado a declarar el primero que “el cese al fuego bilateral y definitivo sigue vigente y seguirá vigente y agregó que no piensa rendirse y continuará buscando la paz hasta el último minuto de su mandato”.

Por su parte, Timoleón Jiménez, desde La Habana ratificó la voluntad de paz de la guerrilla y la disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro.

El expresidente Alvaro Uribe, principal opositor a los acuerdos de paz declaró “ser partidario de la justicia, no de la derogación de instituciones, pluralismo político sin que pueda percibirse como premio al delito, justicia social sin poner en riesgo a la empresa honorable. La confianza en el emprendimiento privado y finalmente convocó a una “gran pacto nacional”.

Está claro que Uribe se refería a los acuerdos que contemplan como mecanismos efectivos de administración de justicia para los responsables de abusos durante el conflicto y el tribunal especial creado para el conocimiento de dichos delitos, y desde luego, la postulación de los líderes guerrilleros para cargos públicos políticos, y los que de alguna manera pudieran lesionar los intereses de las grandes empresas y la propiedad privada.

Para los entendidos en los asuntos colombianos, parece ser evidente que los votantes por Sí han sido principalmente las víctimas de este conflicto que ya dura más de 50 años, como comienza a ser demostrado cuando por regiones se presentan los resultados de las votaciones, mayoritarias a favor de la paz en las zonas rurales.

 Indudablemente que se abre para el país un período de incertidumbre que ya comienza a expresarse en aspectos relacionados con la economía, con la caída del peso colombiano y la limitación de la inversión extranjera, retraída precisamente por la cautela en espera de los que pudiera acontecer aquí en lo inmediato.

La expectativa se centra ahora en los resultados que pudieran desprenderse del diálogo que sostiene el presidente Santos con los opositores que se pronunciaron por el NO en el plebiscito del 2 de octubre y que debía respaldar políticamente los acuerdos de paz firmados por el gobierno colombiano y las Farc-Ep    

Por lo que se conoce, los representantes de ambas partes están prestos a reanudar los encuentros negociadores en el caso de que así se acuerde por las Farc-Ep y las autoridades colombianas.