CAMAGÜEY.- ¡Vas bien, Nicolás Maduro!, su lucha por minimizar los efectos perjudiciales de la guerra impuesta por el capital foráneo e interno y su verticalidad ante las acciones ilegales de la derecha parlamentaria y la reacción internacional, así lo evidencian.

De cara al traspié de la Revolución Bolivariana a principios de Diciembre de 2015, no vacilé en advertir que para los verdaderos combatientes a favor del pueblo de Venezuela no era hora de lamentaciones sino de luchar y luchar.

Tal apreciación fue vertida porque la observación realizada del quehacer de la vanguardia política en la hermana nación en momentos tan difíciles como el golpe de Estado al eterno Comandante Presidente Hugo Chávez en Abril de 2002, me cerraba la puerta al menor pesimismo.

Recuerdo cuál era el nivel de entusiasmo de los contrarrevolucionarios que en contienda electoral se apoderaron del Legislativo venezolano. Su capitán, el señor Ramos Allup, manifestó: “Considerando objetivamente todos los factores de dentro y fuera del Gobierno, la situación económica y política, y lo que acaba de suceder [en las urnas electorales], no veo a este Gobierno llegando a su término natural que serían las próximas presidenciales de 2019; no lo veo, porque ¿cómo se sostiene este Gobierno?”.

Pero también permanecen en mi memoria informaciones trascendidas por diversos reportes de prensa que les han dado seguimiento al acontecer del país en cuestión.

Justo cuando se instalaba la Asamblea Nacional el 5 de Enero último, el Parlamento Comunal celebró su primera sesión al aire libre frente al Panteón Nacional donde reposan los restos de los próceres de la Independencia venezolana, con la participación de 168 representantes de las 1 400 comunas registradas en 24 provincias del país, “atentos ante cualquier acción contra el pueblo” por obra de la “derecha apátrida”.

Veintiún días después, el Presidente de la República, Nicolás Maduro, firmó el Decreto 2 198 que entraría en vigor de inmediato, para crear el sistema centralizado y estandarizado de compras públicas para los órganos y entes de la administración pública —un modo de enfrentar la guerra económica impuesta por el Capital extranjero y nacional.

“Firmo este decreto para que comience su ejecución en una jornada intensa de compras públicas para activar los motores reales de la económica” —dijo entonces desde el Palacio de Miraflores en Caracas.

A mediados del mes siguiente, Elías Jaua, diputado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tuvo a bien expresarle a Venezolana de Televisión (VTV): “El Partido está trabajando para cualquier escenario político que la oposición plantee”. “La política económica de la Revolución Bolivariana permitió la expansión de los consumos y el crecimiento económico durante años”. “Llegó la hora que cada quien asuma su responsabilidad. El Gobierno en los errores que haya cometido, pues asumimos nuestra responsabilidad; pero también los sectores privados, los sindicales y sociales tienen que dar una respuesta al país”.

Ya para comienzo de Mayo de 2016, el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, afirmaba que la “Empresa que esté parada, empresa que debe ser tomada y resguardada por los trabajadores para evitar que sea paralizada, llámese quien se llame la empresa”, ante la maniobra desestabilizadora de la principal productora venezolana de alimentos que había anunciado la paralización de su planta cervecera.

Un mes después, en reunión extraordinaria del Consejo Político del ALBA-TCP se dio a conocer la “Declaración especial en respaldo a la institucionalidad democrática, el diálogo y la paz en la República Bolivariana de Venezuela” en la que se plantea, en primer lugar: “Exigimos respeto absoluto a la soberanía de Venezuela, enfatizando los principios de no injerencia, autodeterminación y el derecho a ejercer el sistema constitucional, político, económico y social que su pueblo se ha dado”.

No debe quedar en el olvido que en aquella altura Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), se empeñaba en desacreditar al Gobierno Bolivariano y obviaba las denuncias del Alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, quien a modo de ejemplo citó el caso de una mujer funcionaria que fue golpeada por seis hombres, que seguían el dictado de la oposición, amén de personas armadas que entraron al centro de la capital, destrozaron una biblioteca y rociaron con gasolina a guardias. Escapó a la casualidad la afirmación según la cual Almagro es complemento de la CIA vs. Venezuela.

Entretanto, el mes pasado fue noticia que el Ejecutivo de Caracas refuerza la gestión popular para “Generar una economía local, nacional, que pueda liberar la economía productiva de Venezuela”, de acuerdo con Isis Ochoa, Titular para las Comunas y Movimientos Sociales de Venezuela; al tiempo que, en contrapartida, no solo continúa el intento por concretar un referendo revocatorio del Presidente legítimamente electo por la mayoría de los venezolanos, sino que además, al margen de la Constitución de la República, la oposición en el Legislativo acaba de incorporar a tres diputados indígenas que fueron suspendidos por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en diciembre del año anterior como medida cautelar, mientras se investigaban irregularidades registradas en el estado Amazonas durante la elección parlamentaria.

Así, se comprende que en las últimas horas haya trascendido la siguiente postura del Presidente del Gobierno: “Estoy haciendo una consulta a la Fiscalía General de la República y con el TSJ, porque estando la Asamblea Nacional (AN) fuera de la ley, yo como jefe de la Hacienda Pública Nacional no puedo depositar recursos en una AN inexistente” —a excepción del sueldo de los trabajadores de ese poder estatal.

Y después acotó que “Venezuela se respeta, soy Presidente de MERCOSUR y lo vamos a ejercer plenamente señores de la triple alianza, [...] y llamo al pueblo a cerrar filas con los pueblos de Suramérica en defensa de los derechos del pueblo de Venezuela” —en referencia a la negativa de Argentina-Brasil-Paraguay para que el Ejecutivo de la Patria de Bolívar y Chávez ejerza su derecho a presidir el Mercado Común del Sur.

Por tanto, al observar cómo el Gobierno Bolivariano respaldado por el pueblo chavista lucha por minimizar los efectos perjudiciales de la guerra impuesta por el Capital foráneo e interno a Venezuela y exhibe una actitud vertical ante las acciones fraudulentas e ilegales de la derecha parlamentaria y la reacción internacional, exclamo a los cuatro vientos: ¡Vas bien, Nicolás Maduro!