CAMAGÜEY.- Los que no quieren a Cuba siempre están a la caza de los esporádicos hechos negativos en el que involucran a niños, adolescentes y jóvenes cubanos para difamar con exageración de una realidad -mayoritaria todo lo contrario-, que se conoce bien cuando no pocos se atreven a visitar la Isla “bloqueada” o los anfitriones viajan y comparan sus iguales con el resto del mundo.

Solo la seguridad de nacer con un pan debajo del brazo, la atención médica y el estudio desde preescolar hasta la universidad, maestrías y doctorados garantizados, representan derechos insoñables para la casi totalidad de las naciones del planeta, aunque detractores de la Revolución continúen las sucias campañas con la misma cantaleta de que en Cuba se violan los derechos humanos.

Ni ellos mismos se creen tantas mentiras y los que a sabiendas de ello, ante la negativa de visas de los Estados Unidos “escapan” con los menores a riesgo de sus vidas por mar o de frontera en frontera latinoamericana -con los “coyotes” pisándoles los talones-, destrozan precisamente los más elementales derechos y sueños de niños y adolescentes,rompen el futuro de los seres más preciados de esta Isla a partir del Primero de Enero de 1959.

De costa a costa y hasta en las más lejanas montañas cubanas, hay un maestro y un aula confortable, un consultorio médico, juegos deportivos a la espera de niños uniformados, calzados y saludables, mientras en muchos países del orbe, incluso, en el Estado más rico y poderoso, Estados Unidos, niños y niñas son explotados en duras faenas laborables para llevar un bocado al hogar y no pocos son abusados sexualmente, robados para extraerles cruelmente los órganos vitales que esperan, sin el menor escrúpulos, familias millonarias para hacer feliz a pocos y provocar el sufrimientos de cientos y miles de infantes desprotegidos.

Ningún niño cubano padece de estas injusticias, ninguno tiene que abandonar las clases para buscarse la vida, ni andan descalzos ni desnudos... y cuando algunas de estas anomalías suceden -porque esta no es una sociedad perfecta-, no quedan impunes, se resuelven y castigan con todo el peso de la ley a proxenetas y otros transgresores de una sociedad que extirpó de raíz las abundantes lacras que heredó hace 58 eneros.

Los que no quieren que la verdad cubana abra sus razones al universo, persiguen solo sus manchas y las agrandan con tergiversaciones solo creíbles para aquellos que odian y destruyen; los verdaderos seres honestos, amén de credos y políticas, respetan y comparan, insatisfechos porque un mundo mejor siempre será posible, si en vez de enriquecerse unos pocos la tierra y sus infinitas riquezas se compartieran por igual entre humanos.