CAMAGÜEY.-Interrogado un diputado por la reportera de la televisión sobre su opinión, después de escuchar el discurso del presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, en la clausura del VII Período Ordinario de Sesiones de la Octava Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, celebrada en el Palacio de Convenciones de La Habana, respondió lacónicamente : “¡No hay miedo!”.

Y claro que no hay miedo, si repasamos la historia escrita por los cubanos a partir del triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro en 1959, comprobaremos que nada ni nadie ha logrado amedrentarnos, ni con invasiones mercenarias como la de Playa Girón, organizada y financiada por los yanquis en 1961, y que fuera derrotada en 66 horas, ni por el criminal bloqueo que dura ya casi 55 años, y que mantiene su vitalidad a pesar del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.

Ningún obstáculo, por infranqueable que pareciera, nos ha impedido llegar hasta aquí, y no solo llegar, sino transformar radicalmente la vida económica, social, cultural de nuestro pueblo, que alcanza hoy una esperanza de vida superior a los 78 años solo comparable a la de las naciones más desarrolladas.

A los que aprovechando las dificultades económicas coyunturales que estamos atravesando tratan de sembrar la incertidumbre, la desconfianza y el desaliento entre la población, olvidan que nuestra capacidad de resistencia se ha probado a lo largo de estos 58 años, en medio de la crudeza de un período especial en que nuestras importaciones se redujeron en más de un 70 % como consecuencia del derrumbe del campo socialista, incluida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y que llegamos a tener una hora cero en el suministro de petróleo, por lo que tuvimos que alimentar las calderas de vapor con paja de caña y deshechos maderables para producir bienes materiales y electricidad.

Desde luego que nuestros problemas de ahora no son  de tal magnitud como para que la historia de los años ‘90 se repita, pero sí se hace necesario un ajuste de los cinturones para minimizar las afectaciones económicas actuales, motivadas por el bloqueo a que nos somete el Gobierno de los Estados Unidos, porque nuestro Producto Interno Bruto (PIB) no creció lo que se esperaba, por la disminución de los ingresos en divisas por la caída de los precios de nuestras exportaciones, las dificultades que afrontan nuestros principales socios comerciales por los bajos precios del petróleo, lo que ha motivado una determinada contracción en el suministro de combustible pactado con Venezuela, a pesar de la firme voluntad del presidente Nicolás Maduro y su Gobierno de cumplirlos; la patria de Chávez, como todos sabemos, está sometida a una despiadada guerra económica, potenciada por el imperialismo y la oligarquía nacional.

Ahorrarlo todo, al máximo los portadores energéticos, reducir los gastos de todo tipo, aprovechar eficientemente los recursos disponibles, concentrar las inversiones en los renglones que generen ingresos por exportaciones o por sustituirlas, y no detener los programas que garantizan el desarrollo de la nación, es la convocatoria hecha por el Gobierno   y el Partido Comunista cubanos.

Tales fueron las coordenadas que el presidente Raúl Castro dio al clausurar la Asamblea Nacional, en las cuales no descartó, aunque se trata de minimizarlas, que se produzcan afectaciones a la población de alguna envergadura, aunque los servicios básicos están asegurados en su normal desenvolvimiento, y lo real es que estamos mejor preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas.

Las aves de mal agüero que pronostican el colapso económico como consecuencia del fracaso del modelo socialista que nos hemos propuesto, tremendo chasco se van a llevar, como en todas las otras ocasiones en que trataron de torpedear la confianza y la unidad del pueblo alrededor del Gobierno Revolucionario y su Partido.

¡No hay miedo, compay!, proseguimos la actualización de  nuestro modelo económico y social al ritmo que soberanamente decidamos y con la velocidad que nuestra capacidad de hacer bien las cosas, nos lo permita, como ha dicho nuestro Presidente, y continuamos aportando, en ejemplar ejercicio de democracia, la sabiduría popular al análisis de los documentos “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y el “Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030”, para enriquecer su contenido y darle todo nuestro apoyo para que llegue a feliz puerto en el presente y en el futuro.