CAMAGÜEY- El Comité organizador de los Juegos Olímpicos Río 2016 acaba de servirle un amargo trago al presidente interino golpista de Brasil, Michael Temer, al decidir invitar a Dilma Rousseff a su apertura el próximo 5 de agosto, en el Estadio Maracaná, a contrapelo de lo que este pretendía, pues consideraba que su presencia en tan trascendente acontecimiento, lo haría desmerecer como un ejecutivo de plenos poderes.

A este espaldarazo a la legitimidad de la Rousseff, se une en el convulso panorama político brasileño el anuncio de la renuncia a su cargo como presidente de la Cámara de Diputados de Eduardo Cunha, el principal articulador del impeachment contra Dilma, desatado por no haberse plegado esta al chantaje del que fue amenazada por Cunha, si no impedía que fuera encartado en el escándalo millonario de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

Hace alrededor de dos meses, ya el Supremo Tribunal Federal ( STF) lo había suspendido del cargo y del mandato como legislador federal “ al considerar que no posee las condiciones mínimas personales para ejercer en estos momentos la responsabilidad del cargo”, decisión que según las encuestas fue apoyada por tres de cada cuatro brasileños.

A Eduardo Cunha le fueron abiertas seis investigaciones y fueron presentadas contra él nueve denuncias, entre ellas la de haber recibido alrededor de cinco millones de dólares como soborno en el caso de corrupción de Petrobras, lavado de dinero, cuentas bancarias de él y su familia en Suiza, donde estas fueron bloqueadas por decisión del gobierno de ese país y otros negocios turbios.

Por todos estos hechos y las notorias evidencias en su contra, el 14 de junio el Consejo de Ética de la Cámara de Diputados le había abierto un proceso de destitución “ por la quiebra del decoro parlamentario” en el que además se planteaba apartarlo de todos los cargos de elección en los próximos ocho años.

Este personaje, perteneciente al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) , pastor evangélico, llegó a convertirse en uno de los políticos más poderosos de Brasil y ahora dice “ estar pagando un alto precio por admitir y llevar adelante el juicio político contra la apartada presidenta del cargo Dilma Rousseff y también acusó de actuar con selectividad a la Procuraduría General de la República, al tiempo que dijo probará su inocencia ente el STF y la Comisión de Ética, que en buen criollo lo han defenestrado.

No debe olvidarse que en más de una ocasión la Rousseff había expresado que Cunha decidió impulsar el impeachment para destituirla por haberse negado ella a que los diputados del Partido de los Trabajadores (PT) lo apoyaran en el Congreso contra las acusaciones que se le hacían por su participación en el proceso judicial Lava Jato, seguido a los involucrados en el caso Petrobras.

En el caso que se le sigue a la separada mandataria en la Comisión designada por el Congreso, Dilma prefirió enviar por escrito su alegato, decisión que suscitó el cuestionamiento de los senadores encargados del juicio, por considerar que no le asiste el derecho de no estar presente para hacer tal exposición.

A tales criterios esta ha respondido que es su abogado quien presenta el alegato porque está apercibida de que en el Senado se realiza un “juego de naipes en su contra” y advirtió que la posible interrupción de su mandato representa un riesgo para todo el país, porque un gobierno, como el deTemer, que no goza del apoyo popular no resolverá la crisis, porque el mismo representa la crisis, por no ser respetado.