Camagüey.- Que la paz en Colombia es ya irreversible, fue la conclusión del presidente cubano Raúl Castro Ruz, al intervenir en la ceremonia solemne en que el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP) Timoleón Jiménez, firmaron el Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Definitivo; la Dejación de las Armas, las Garantías de Seguridad, y la lucha contra las organizaciones criminales responsable de homicidios y masacres.

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia, y Timoleón Jiménez, comandante de las FARC-EP.El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia, y Timoleón Jiménez, comandante de las FARC-EP.

El histórico acontecimiento, que pone fin a una cruenta guerra que ya duraba más cincuenta años, y provocó millones de desplazados de sus lugares de origen, miles de muertos y heridos entre los colombianos, fue rubricado en La Habana, Cuba, uno de los países garantes junto a Noruega, y sede de las conversaciones entre las delegaciones de las partes que se celebraron partir de noviembre del 2012 y hasta la fecha.

El hecho que importantes personalidades, como el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU) Ban Ki- moon, los presidentes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad del organismo, el Canciller noruego, numerosos presidentes latinoamericanos, entre ellos los acompañantes en las conversaciones, Michelle Bachelet y Nicolás Maduro, de Chile y Venezuela, respectivamente, dan la medida de la trascendencia que se le concede al acontecimiento en el marco de la lucha por la paz universal, en este convulso y violento mundo de hoy, caracterizado por guerras de exterminio.

En la historia del conflicto colombiano hubo numerosos intentos fallidos por encontrar la paz, pero las enormes diferencias de fondo entre los interlocutores y los intereses personales y de grupos, tanto internos como externos frustraron los intentos, y es solo ahora, cuando está a las puertas, cumplidos cinco de los seis puntos a debatir por las FARC-EP y el Gobierno para la finalización de la guerra, que se está a un paso de concretar esa anhelo de la nación sudamericana y de la región toda.

Desde luego que este punto tres de la agenda, que contempla el cese bilateral total del fuego, la entrega de las armas y la salida, con protección y seguridad de las zonas de operaciones de los guerrilleros, así como la continuidad de la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de los derechos humanos, movimientos sociales y políticos, constituye la garantía del posterior desenvolvimientos de la situación que proceda a la convivencia ya sin las tensiones del conflicto armado y las exigencias económicas del mismo, que ahora podrían ser usadas en la reconstrucción del país.

Como se recuerda, las partes solicitaron a principio de año a la ONU el monitoreo del cese del fuego y al propio tiempo sus representantes serán los encargados de recibir las armas de los guerrilleros y desplegar los observadores que en este caso vestirán de civil y podrían ser, preferentemente, procedentes de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Tanto Juan Manuel Santos como Timoleón Jiménez, al hablar en la ceremonia, ratificaron su confianza en que se firmará el acuerdo definitivo de paz más cercano que tarde. De aquí saldrá una democracia fortalecida en la que todos quepamos, dijo Santos y Timoleón ratificó que este era el último día de la guerra.

Queda aún, después de los acuerdos alcanzados en el desarrollo agrario integral, la participación en la vida política del país de los guerrilleros, el problemas de las drogas ilícitas, y la reparación de las víctimas, por llegarse a consenso en relación con la implementación, verificación y refrendación del Acuerdo Final (que algunos piensan que podría ser el 20 de julio, al cumplirse 200 años de la independencia de la nación) y con algunos asuntos pendientes de otros temas que requerirán la atención de las partes y que lógicamente, llevarán su tiempo.

La opinión, tanto de los oradores que intervinieron en la ceremonia de firma de los trascendentales acuerdos, como los criterios vertidos en las redes sociales por personalidades, medios de difusión, instituciones etc. coinciden en la importancia para la paz en la región la firma de éstos entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano, y expresan su confianza en que esta será duradera y definitiva, como anhelan el pueblo colombiano y los latinoamericanos y caribeños.

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