El día 19 los últimos integrantes de la brigada 2506, que desembarcaron por las costas cubanas en la Ciénaga de Zapata el 17, se rindieron ante el empuje de las fuerzas combinadas del Ejército Rebelde, las Milicias Obreras y la Policía Nacional Revolucionaria, las cuales liquidaron la invasión —en menos de 72 horas— que contó con el apoyo naval y aéreo estadounidense.

Ya el 16, en el sepelio de las víctimas que ocasionaron los bombardeos a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, como preludio de la invasión, el Comandante en Jefe Fidel Castro había proclamado el carácter socialista de la Revolución Cubana, firme determinación que nos acompaña hasta nuestros días.

Pero abril nos reserva otros importantes acontecimientos estrechamente ligados a nuestra historia, como el desembarco de Antonio Maceo, el Titán de Bronce de nuestras guerras de independencia contra el colonialismo español, el día 1ro. de 1895, por la antigua provincia de Oriente, o el nacimiento —el 18 de 1819— del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la guerra independentista de 1868.

En este mes también se celebran trascendentales aniversarios, como los del 4, cuando en 1961 nació la Unión de Pioneros de Cuba y ese mismo día, pero en 1962, la Unión de Jóvenes Comunistas, organizaciones vitales para garantizar la continuidad del proceso revolucionario cubano.

Aunque la huelga del 9 de abril no alcanzó los objetivos propuestos para el derrocamiento de la dictadura militar que oprimía al país desde 1952, sí constituyó una prueba contundente de la unidad del pueblo y su disposición a combatir hasta lograr la victoria, alcanzada el primero de enero de 1959 con el triunfo revolucionario.

Un día 10 de 1869 fue aprobada la Primera Constitución de la República en Armas, en el poblado de Guáimaro, provincia de Camagüey, instrumento normativo legislativo para la continuidad de la lucha contra España, y en este propio mes de 1894, le ratifican a Martí el cargo de delegado del Partido Revolucionario Cubano, cuyas bases y estatutos se habían discutido en enero de 1892.

Nace el 22 de abril de 1870 Vlamidir Ilich Lenin, el genial conductor de la Primera Revolución Socialista en la atrasada Rusia de los zares —en 1917— y precisamente, a la sombra del marxismo-leninismo que fue su guía teórica, y del Partido creado por el Héroe Nacional José Martí, los cubanos celebraremos, del 16 de este mes y hasta el 19, aniversario 55 de la victoria de Playa Girón, el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, que dará continuidad al evento anterior donde se aprobaron los Lineamientos Económicos y Sociales de la Revolución y a la Primera Conferencia Nacional del Partido, lo cual permitirá delinear con mayor exactitud el camino hacia un socialismo próspero y sostenible como el que nos hemos propuesto alcanzar en nuestra patria soberana e independiente.

Lamentablemente, abril nos deparó algunos tragos amargos, cuando el día 21 de 1898 comenzó oficialmente la intervención norteamericana en la guerra hispano-cubano-americana, de cuyo dominio posterior solo pudimos librarnos en 1959, y que, sin embargo, nos dejó como herencia la Base Naval estadounidense en la bahía de Guantánamo, parte de nuestro territorio que estamos reclamando sea devuelto como requisito indispensable para normalizar nuestras relaciones con los Estados Unidos.

No faltó tampoco en aquellos días la admisión por el presidente John Kennedy de la total responsabilidad de él y su gobierno en la invasión a Cuba por Playa Girón y el decreto del embargo total al comercio de mercancías desde Estados Unidos hacia la Isla, el 25.

Como en múltiples ocasiones ocurrió en otras naciones latinoamericanas y caribeñas a lo largo de los siglos XIX y XX, también en abril se produjo una invasión de las tropas norteamericanas a República Dominicana para sofocar el movimiento revolucionario que lideraba Francisco Camaño, quien resultó muerto en los desiguales combates librados al igual que muchos de sus coterráneos.

Así ha sido abril, histórico y de victorias. Para los cubanos un mes de trascendentales acontecimientos en distintas épocas, en el que si bien tuvimos pérdidas humanas y materiales que lamentar, como pueblo y como nación supimos mantener en alto las banderas soberanas de la Patria, sobreponernos a la adversidad y la hostilidad de nuestros enemigos y sin borrar la memoria de nuestras raíces, como algunos nos piden, llegar hasta hoy, aún con carencias y estrecheces, pero confiados en que con tesón y trabajo estamos labrando un presente no lejano y un futuro promisorio para todos, porque tenemos fuerzas, capacidad y voluntad para ello.

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