Lo lamentable del resultado de estas primarias, para el senador Marco, desde luego, es que el descalabro los sufrió en el estado de La Florida por el cual resultó electo legislador y del que es originario de padres cubano-americanos, afinidades que los electores, al parecer, no tuvieron en cuenta a la hora de emitir sus votos.

Después de una trayectoria incierta en los anteriores caucus y primarias, el senador Rubio había depositado sus esperanzas en La Florida para seguir en la contienda, teniendo en cuenta que este estado aporta 99 votos electorales que se otorgan al ganador en su totalidad, a diferencia de lo que ocurre en otra votaciones de igual naturaleza, donde cada cual suma los votos que le tributan.

Al legislador de origen cubano se le podría aplicar aquello de que “no hay peor astilla que la del propio palo”, pues a pesar de su procedencia, es un furibundo enemigo de Cuba, opuesto radicalmente al proceso revolucionario, contrario a la distensión en marcha entre Cuba y Estados Unidos y contradictoriamente, partidario de que a los emigrados ilegales de la Isla se le suspendan los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano.

La otra cara de la moneda es que los 99 votos electorales para los republicanos, de La Florida, se lo adjudicó el controvertido Donald Trump que ya suma 508 de los 1237 que se requieren para ser nominado en la Convención del Partido como el candidato oficial a las elecciones presidenciales de noviembre, resultado que seguramente no es del agrado del “establishment” que había cifrado las esperanzas de los republicanos tradicionales en Marco Rubio.

Hay que decir que el “fenómeno” Trump con su discurso populista, demagógico y agresivo contra la cúpula de su partido ha logrado captar la simpatía y el apoyo de las bases republicanas descontentas con sus líderes tradicionales, incapaces de concretar un programa conservador coherente con sus intereses a pesar de tener la mayoría en las dos cámaras legislativas.

Ha sumado también, para marchar a la cabeza de las preferencias del electorado de su agrupación, la falta de credibilidad en las organizaciones políticas tradicionales y el agotamiento del sistema para el ciudadano medio norteamericano que ve frustrado el llamado “sueño americano” y busca otras alternativas en el proceso de cambio y reacomodamiento que está sufriendo la sociedad estadounidense demográfica y socialmente.

Dicen los especialistas, que después de estos resultados, será muy difícil para la cúpula del partido parar a Trump en su ascenso a la nominación, salvo un descalabro no previsto en las primarias que restan y la Convención, máxime con un contendiente como el senador por Texas Ted Cruz, el otro candidato del Tea Party a la nominación, también  de origen cubano y enemigo de Cuba, apoyado en el lema de Dios y la libertad religiosa, quien tampoco ha tenido una campaña exitosa desde que comenzó la votación de los pre-candidatos, y quien ha declarado que si Trump es el candidato, Hillary ganará las elecciones de noviembre.

Este mismo criterio de Ted parece que lo comparte la cúpula republicana, la cual ha comenzado a bombardear a Trump por todos los medios publicitarios para desacreditarlo, llegándolo a comparar con Hitler por la fobia que profesa contra los inmigrantes y desestimando sus descabelladas ideas económicas, sociales y de todo tipo.

En cuanto a los demócratas, el camino parece más despejado, la Clinton volvió a obtener la mayoría de votos en tres de las cinco primarias frente al otro pre-candidato Bernie Sanders y todo parece indicar que no encontrará escollos de consideración en el camino a su designación como candidata en la Convención de su Partido, y obtener así la posibilidad de convertirse en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos.

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