Gústele a unos y otros no, la realidad es que el hecho tiene una connotación histórica por sí sola, ya que se trata de la primera visita de un presidente norteamericano en ejercicio a la Isla, desde la anterior, realizada por Calvin Coolidge en 1928, a bordo de un barco de guerra.

Tanto en el comunicado de prensa de la Casa Blanca como en las declaraciones de respuesta de la Directora General de Estados Unidos del Minrex, quedó establecida la agenda a seguir  por el presidente Obama , que incluye una reunión con el mandatario cubano Raúl Castro e integrantes de la sociedad civil, empresarios y cubanos de todos los ámbitos de la sociedad, a la vez que trabajará en el progreso en la normalización de las relaciones y el avance en los lazos comerciales y expresará su apoyo a los derechos humanos.

El territorio cubano dará la bienvenida al presidente estadounidense en nombre del Gobierno y su pueblo, y lo recibirá con la hospitalidad que lo caracteriza y espera que de primera mano pueda apreciar la realidad de nuestro país y continuar ampliando las posibilidades de diálogo y cooperación en temas de interés mutuo, (incluidos los derechos humanos) reiterando que para llegar a la normalización es preciso el levantamiento total del bloqueo y la devolución de territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo.

En las últimas semanas el intercambio entre los Estados Unidos y Cuba ha sido intenso, sobre todo con la presencia del ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera en la nación norteña, Rodrigo Malmierca, al frente de una delegación recibida por las más altas personalidades del ramo, Penny Pritzker, y el Secretario de Estado John Kerry, en las que se puntualizó el alcance de las ultimas regulaciones dictadas por el presidente Obama, las cuales aun tienen como limitantes que ellos pueden vendernos determinados productos pero no pueden comprarnos los nuestros, no podemos usar el dólar en las transacciones comerciales internacionales y salvo en las Comunicaciones, la empresas estadounidenses no pueden invertir en el país.

Mientras sobre el tapete quedaron estos impedimentos y algunos de ellos se especula que pudieran tener una respuesta durante la visita de Barack Obama a la Isla, y la percepción de que el bloqueo es un arma obsoleta para lograr el cambio de régimen aquí se abre paso no solo en las más altas esferas de las autoridades gubernamentales norteamericanas sino del propio Congreso, lo más recalcitrante de los legisladores anticubanos, se mueren de rabia.

No podría faltar dentro de la claque, la Ross Lethinen, quien califica de “vergonzosa” las decisión del Mandatario demócrata de visitar Cuba, lo cual ofende el ‘patriotismo” de los que durante todos estos años han luchado contra la “dictadura” castrista por liberar a los cubanos de este régimen de opresión, diatriba a las que se suman los aspirantes presidenciales republicanos, como Ted Cruz y Orlando Rubio, los Díaz-Balart y otros que ven desmoronarse la política hostil y agresiva de la cual vivieron todos estos años.

No obstante, el apoyo al significado positivo de este nuevo escalonamiento en el diálogo cubano-americano es mayoritario internacionalmente y dentro del propio pueblo norteamericano algún diario periodístico ha llegado a situarlo en un 95%, particularmente elevado dentro de la emigración de origen cubano.

Y no son pocos los especialistas que consideran el hecho como una reafirmación del carácter irreversible del proceso de distensión iniciado el pasado 17 de diciembre con los pronunciamientos de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama acerca del restablecimientos de las relaciones diplomáticas entre ambos países y la voluntad de continuar andando el camino abierto hasta el logro de la total normalización a pesar de las profundas diferencias existentes.

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