Desde luego, que otras muchas motivaciones otorgarían a la presencia del presidente Raúl Castro la condición de histórica en la capital francesa, si tenemos en cuenta la vistosa bienvenida que le fue tributada en el Arco de Triunfo, el recibimiento en el Palacio de Elíseo, la ofrenda floral depositada ante la tumba del Soldado Desconocido y los protocolos firmados con la asistencia de los dos mandatarios, por los cuales las relaciones económicas, financieras, comerciales, culturales y científicas alcanzarán escalas superiores,

Para los que desde acá, asistimos televisivamente a cada uno de los sucesos y ceremoniales en la ciudad parisina, no pudimos menos que sentir cierto orgullo ante cada uno de los gestos de Hollande para con Raúl, como aquel de adelantarse a recibirlo antes de llegar a la escalinata del Palacio Elíseo, y no esperar a que ascendiera los escalones hasta él, como lo hace habitualmente con otros mandatarios y que a mí, se me antojó ver como una deferencia para con nuestro presidente y para con Cuba, a quien en reiteradas ocasiones dijo reconocer la calidad humana de su pueblo y su capacidad de resistencia ante la hostilidad de un bloqueo norteamericano que dura ya más de cincuenta años y que debe ser abolido.

El mandatario galo, con continuas referencias históricas resaltó los vínculos que unen a Francia y Cuba, desde épocas tan lejanas como la del siglo XIX en la presencia de Víctor Hugo, autor del clásico de la literatura francesa “Los Miserables” y sus pronunciamientos a favor de la libertad de la Isla del yugo español y su relación con Martí, los esfuerzos del escritor Alejo Carpentier y el pintor Wilfredo Lam por entroncar las relaciones culturales entre ambas naciones e incluso recordar que fue el Che Guevara, cuando era ministro en la Isla el que cedió el local para la Alianza Francesa, institución que visitara en mayo de 2015 durante su estancia en la capital cubana y en la que estudian idioma más de 12 mil jóvenes, y además, recordar que Vilma Espín, esposa de Raúl, ya fallecida, era de origen francés y que el cultivo del café en la zona oriental fue fomentado por naturales también de Francia, procedentes de Haití.

Tanto en los discursos de bienvenida como en la declaración conjunta de ambos presidentes estuvo presente la voluntad de elevar a planos cualitativos y cuantitativos las relaciones bilaterales, tanto económicas como políticas, haciendo énfasis la parte gala en participar más activamente en la apertura que lleva adelante Cuba y contribuir a la consolidación de sus planes de desarrollo a mediano y corto plazo, mientras la cubana hizo hincapié en ampliar y diversificar los vínculos en todas las esferas de interés de ambos países.

Raúl Castro durante una de sus intervenciones, recordó la primera vez que visitó Paris, allá por los años 1953 cuando regresaba de un evento juvenil al que asistió en Austria, y mostró su satisfacción por regresar a esa hermosa ciudad, ahora en su condición de jefe de Estado de la nación cubana.

Agradeció al gobierno francés su activa participación para llegar a un acuerdo satisfactorio con el Club de París acerca de la deuda que mantiene Cuba con ese grupo de acreedores, lo cual le permitirá acceder a futuros financiamientos para los programas de desarrollo contemplados en las inversiones económicas previstas.

Al propio tiempo reconoció el importante papel desempeñado por varias empresas galas que en los tiempos difíciles, cuando el bloqueo norteamericano arreció sus arremetidas  contra la Isla, no vacilaron en mantener las relaciones comerciales y financieras emprendidas y siempre que fue posible, impulsar y diversificar otras.

Hubo más en la llamada “Ciudad luz”’, cuando Raúl se reunió con el Primer Ministro francés, la rectora de la UNESCO, para ponderar la actividad de Cuba en estos sectores de la educación y la ciencia, con los  presidentes del Senado y la Asamblea Nacional y asistiría al Museo de Londres, en jornadas que pueden calificarse de muy productivas.

Histórica pues, esta visita del presidente cubano Raúl Castro a Francia, como lo fue la de François Hollande a Cuba, el pasado mes de mayo del 2015.

{flike} {plusone} {ttweet}