Sabemos que por necesidad el hombre trató siempre de  comunicarse, pero esa parte de la historia cubana aún guarda su encanto de virginidad.

El primero de marzo de 2016 Cuba celebrará el aniversario 260 del surgimiento de su primer servicio oficial de correos.

Sin embargo, poco se ha divulgado y hablado acerca del engorroso panorama político-social en el cual se vio involucrado este servicio en la Isla.

Zonas de silencio aparte, el correo en este lugar del mundo que los españoles calificaron de nuevo porque no lo conocían, comenzó a escribirse con la carta fechada el tres de abril de 1492 bajo la rúbrica de los reyes  católicos de España.

Llegó a las Américas no en las conocidas alforjas de los carteros, sino en uno de los barcos de Cristóbal Colón, por lo cual su surgimiento y desarrollo data de la colonización y la conquista española y no puede desligarse del sufrimiento y la desaparición de sus habitantes.

Tampoco puede desvincularse de la toma de La Habana por los ingleses,  porque el auge comercial que provocó trajo aparejado  un desarrollo postal, gracias, en buena medida, a la entrada a puerto capitalino de más de 700 buques, cifra muy superior a la decena de barcos de épocas precedentes.

Roto el férreo monopolio comunicativo impuesto por la metrópolis hispana, la Isla diversificó su intercambio con Estados Unidos, Francia y, por supuesto, con la propia Inglaterra.

Sin embargo, las desigualdades entre La Habana y el resto de los territorios no permitieron un crecimiento uniforme, se necesitaron más de dos siglos para crear un sistema de comunicación entre los poblados.

Marzo de 1756 devino hito cuando Francisco Cajigal de la Vega,  entonces gobernador general de la mayor de las Antillas, dictó un Decreto Real que posibilitó el surgimiento,  de manera oficial, del servicio postal cubano o Correo General Ordinario, como se le denominó oficialmente.

A partir de esa fecha arrancó un lento proceso de avances hasta que el desarrollo comercial alcanzado por la ínsula en los primeros años del siglo XIX  permitió el incremento de correspondencia entre las personas.
Después, la influencia norteamericana en la vida económica de Cuba le permitió controlar sus comunicaciones con Europa.

La llegada del ferrocarril en noviembre de  1837 con la inauguración de su primera línea entre La Habana y Bejucal, sentó las bases para que dos años después la correspondencia viajara entre raíles.

En 1853 nació la  primera línea telegráfica en el tramo entre La Habana y Bejucal, como inicio de un plan de comunicaciones basado en las claves Morse. Por esa fecha se inauguró también la pionera agencia telegráfica habanera.

Dos años más tarde, con la introducción del sistema de franqueo previo por medio del sello postal, llegaron los canceladores, los primeros buzones para recoger correspondencia y, al fin, los carteros encargados de distribuirla hasta las casas.

Las guerras de liberación contaron con un sistema eficaz de correo, gracias, fundamentalmente al patriota Vicente Mora,  Teniente Coronel del Ejército Libertador y  quien creó un sistema más eficaz, incluso, que el utilizado por otras naciones en tiempo de paz.

El ingreso de Cuba el primero de mayo de 1877 a la Unión Postal Universal (UPU),  permitió mejorar el servicio y la regularizar la comunicación postal con el extranjero.

Con el fin de la dominación española, la intervención norteamericana y la instauración de lo que después se conoció como la época neocolonial en la Isla a principios del siglo XX, la imposición de telegramas ganó fuerza, y se amplió la red telegráfica.

Además, el trazado urbano vio desaparecer la intrincada red de conductores aéreos, sustituida por el soterrado de los hilos telegráficos.

Luego del triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959, los servicios postales vivieron una etapa de auge y desarrollo.

Por esos años se creó  la Empresa de Correos y Telégrafos, de Cuba, la cual de manera paulatina inició una transformación tecnológica sustancial e introdujo los primeros sistemas de teletipos simplex y dúplex.

Desde entonces comenzó un largo proceso de modernización y evolución, hasta que en 1970   las Empresas Provinciales Integrales de Comunicaciones asumieron la atención de los servicios postales.

El llamado período especial deprimió notablemente el servicio postal; no obstante,  en la segunda mitad de la década de los 90,  la Empresa de Correos de Cuba empezó el proceso de informatización digital de sus oficinas.
Mayo de 2013 vio nacer al Grupo Empresarial Correos de Cuba, que sustituyó a la extinta entidad.

Entre las quejas de una parte de sus clientes y el empeño por mejorar el servicio, ese Grupo Empresarial se esfuerza por rescatar una imagen, dañada sin dudas por la desaparición de bultos postales y la alteración de su contenido, entre otras problemáticas.

Sin embargo, arribar a su aniversario 260 en tiempos de comunicación digital, impone el reto de perfeccionar su labor, porque si en la etapa precolombina era una quimera impensable que los indígenas pudieran acceder a un sistema de internet por entonces no soñado, hoy los sueños apuntan a esferas mucho más sofisticadas.

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