De este cavernario sobreviviente de la defenestrada IV República por el chavismo, era lógico que no se pudiera esperar otro proceder, si ya en otra ocasión, cuando el “caracazo” fue uno de los participantes activos en la represión que causó cientos de muertos y en la aplicación de las impopulares medidas neoliberales que oprimieron aún más al pueblo, en consonancia con la línea reaccionaria de su Partido Acción Democrática (ADECO).

Me imagino que los que le dieron su voto para elegirlo como diputado y los que también lo hicieron para posesionar con mayoría a los legisladores de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la Asamblea Nacional, deben haberse sentido avergonzados de esta afrenta al Libertador y a Chávez que lacera, no solo los sentimientos patrióticos de los venezolanos, sino la dignidad de la propia nación.

Esto, desde luego, solo ha sido la carta de presentación. Desmontar las conquistas sociales y torpedear los liderazgos integracionistas y solidarios de la revolución bolivariana están dentro de los objetivos inmediatos de los asambleístas del MUD, contando, según su decir, con separar al presidente Nicolás Maduro del Poder  Ejecutivo en un plazo de tres a seis meses.

Aspiran también a promover una Ley de Amnistía general que sacaría a la calle a los responsables de las “guarimbas”, encabezados por Leopoldo López, que con su autoría intelectual y directa participaron en el asesinato de 43 venezolanos en los primeros meses del 2014.

Aunque algunos piensan que el camino está expedito para que la oposición alcance todos los objetivos propuestos, en realidad no encontrarán un lecho de rosas para lograrlo, en primer lugar por la movilización popular, incluidos los que equívocamente les dieron su voto, que ya están defendiendo en la calles los beneficios que les otorgó el chavismo, en segundo porque existe una Constitución de base revolucionaria que será un obstáculo para desmontar los logros sociales, y en tercero, un Poder Ejecutivo liderado por Nicolás Maduro, cohesionado y con inteligencia y valor para enfrentar y salir airoso en esta contingencia que en modo alguno puede significar el fin de la revolución bolivariana.

Aunque la batalla está planteada en los planos políticos, ideológicos y sociales, es en la economía, en su desarrollo integral y multifacético, donde el nuevo Gabinete recién nombrado por el Presidente, pondrá el énfasis principal de toda su labor futura, para derrotar la guerra que se le hace en los abastecimientos alimentarios y de otros artículos de primera necesidad, y que tantas dificultades y precariedad ocasionan al pueblo.

El enfrentamiento entre las fuerzas de la asamblea opositora que pretende retrotraer la nación a los días de la IV República y restablecer la hegemonía del neoliberalismo capitalista, y un  Poder Ejecutivo que ratifica, apoyado por una gran base popular, su camino hacia la instauración de una sociedad socialista, presupone la elevación de las tensiones en las próximas jornadas, cada cual por hacer prevalecer sus objetivos.

Si de algo estamos convencidos, es que los venezolanos no perdonarán nunca las afrenta hecha por el dinosaurio prehistórico presidente de la Asamblea, Ramos Allup, a los símbolos tan queridos y respetados de El Libertador Simón Bolívar, fundador de la Patria y a su más fiel continuador, Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y que seguramente les pedirán cuenta por su fascista proceder, y que mucho menos, dejarán arrebatarse las conquistas logradas a lo largo de los 17 años en que prevaleció en la Asamblea Nacional, la mayoría bolivariana.

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