La juventud, que en todo tiempo se ha caracterizado por su activismo, por la búsqueda de caminos otros, por su necesario protagonismo, también en esta época encumbró cuesta.

Nuestra Educación Superior era el reflejo de los flagelos de la época. La efervescencia revolucionaria envolvió al estudiantado progresista que tenía como objetivo transformar la Universidad de La Habana, la cual se encontraba en condiciones similares a las que prevalecían en América Latina.

El movimiento estudiantil cubano se organizó y quedó constituida, el 20 de diciembre de 1922, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) con el alumno de Ingeniería Civil, Felio Marinello como su presidente y al estudiante de Derecho Julio Antonio Mella como secretario. Desde sus inicios la FEU se convirtió en un instrumento de lucha y un aparato eficaz para legitimar derechos anulados.

La Organización lideró el programa de la Reforma Universitaria en el cual se exigía al gobierno los recursos necesarios para garantizar material de estudio y mejores condiciones en las instalaciones docentes, la concesión de la autonomía universitaria que permitiera la participación de los estudiantes en la administración de la Universidad, la depuración del profesorado, entre otras peticiones.

El 12 de enero de 1923 más de mil estudiantes acudieron al Aula Magna de la Universidad de La Habana para participar en una asamblea convocada por la FEU. Allí Mella expresó:

“(...) sangre son mis palabras y herida está mi alma al contemplar la Universidad como está hoy (...)Vengo a pedir las reformas de la Universidad, declarando que no habré de callarme, ni ante la coacción ni ante la amenaza, que no claudicaré, y que pondré al descubierto todas las lacras que hay en esta Universidad.”

Como resultado se creó una comisión de alumnos y profesores para dar solución a los problemas planteados. Luego de algunas protestas y huelgas el presidente Alfredo Zayas entró en conversaciones con los universitarios y concedió algunas demandas.

En octubre de 1923 sesionó el primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, organizado y dirigido por Mella, que a mediados de ese año había asumido la presidencia de la Federación. Ya eran frutos de su gestión la Liga Antimperialista de Cuba y las revistas Juventud y Alma Mater, esta última órgano oficial de la FEU desde su creación.

El Congreso se proponía consolidar la unidad del estudiantado a través de acuerdos que consolidaran su acción en la esfera educacional, social e internacional; su lema fue: “Todo tiempo futuro tiene que ser mejor”. Los delegados con pronunciamientos antimperialistas demandaron el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética y se declararon opuestos al sistema económico que imperaba; además reclamaron la alianza con intelectuales y obreros para unirse en la lucha.

La creación de la Universidad Popular José Martí, en noviembre de 1923, fue cardinal en el logro de ese último objetivo pues los obreros cubanos elevarían su nivel cultural e ideológico para combatir la explotación capitalista. Otro resultado del Congreso fue la Declaración de Derechos y Deberes del Estudiante, en la cual se promulgaba la necesidad de extender en la sociedad los conocimientos a los que no tenían acceso.

En todos los años siguientes la FEU marchó a la delantera en todas las denuncias de los males sociales; convocó a mítines, huelgas, protestas, se hizo sentir e imprimió esperanzas en los desescuchados para continuar.

En 1954 asume la dirección de la organización José Antonio Echeverría, quien condujera desde la FEU la lucha revolucionaria. Constituyó a inicios de 1955, junto a otros jóvenes, el Directorio Revolucionario (DR) para dirigir las acciones de la Federación. En ese año José Antonio exige al régimen batistiano la libertad de los presos políticos; en particular la de Fidel Castro y los combatientes del Moncada.

En agosto de 1956 el DR se une al Movimiento 26 de julio y al triunfo de la Revolución se integra a todos los procesos sociales. En 1961estuvo presente en la Campaña de Alfabetización y en la defensa de la Patria cuando el ataque imperialista por Playa Girón.

El Consejo Nacional de la FEU aprobó en diciembre de 2004 extender la organización a las sedes universitarias de todos los municipios del país. Tiene una estructura ascendente: jefe de brigada, presidente de facultad, presidente de centro y presidente Nacional. Realiza un Consejo Nacional cada dos años y ha celebrado ocho congresos, en los años 1979, 1983, 1987, 1990, 1995, 2000, 2006 y 2013.

En este nuevo aniversario se convoca a los jóvenes universitarios a continuar sumándose a las batallas que hoy libra la Revolución. Así de entusiasta y combativa lució la membresía en el acompañamiento en la X Comprobación Nacional del Control Interno o en la observación de los procesos de rendición de cuenta del delegado a sus electores.

Hoy la FEU cumple 93 años, y sigue siendo historia viva. La FEU, no hay dudas, seguirá siendo la organización joven más antigua de Cuba, seguirá revolucionando el pensamiento y accionar de los jóvenes, destinados a sostener, en un futuro cercano, todo cuanto hemos alcanzado. Esa tarea exige de los universitarios, además del repaso constante de su historia, profundidad en los debates, coherencia, preparación.

Definitivamente, la realidad de hoy es diferente a la de los inicios de la organización. No obstante, su misión no ha cambiado: representar a los estudiantes de la enseñanza superior en Cuba, convocar, canalizar inquietudes, velar por el vínculo estrecho de los dirigentes con las masas, cero inercia, participación.

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