Decimos con amargura porque con dichos resultados parece que los argentinos han renunciado a dar continuidad al proceso que se inició hace 12 años, en lo que ha dado en llamarse la era Kichner, que comenzó sacando a la nación del famoso “corralito” en que la sumieron los anteriores gobiernos neoliberales.

Por lo pronto, es preciso recordar que es la primera vez que la derecha llega al poder en Argentina por medio de un proceso electoral porque las otras veces que lo logró fue mediante la acción de los militares.

La ascensión a la presidencia de Macri solo podría explicarse si se reconoce que la coalición internacional derechista que pugna por imponerse hoy en América Latina supo montarse en el programa del FpV asumiendo como propias sus mejores conquistas, que ahora estaría por ver si las mantienen.

El slogan de Cambiemos, enarbolado por el derechista partido Propuesta Republicana en la fórmula Mauricio Macri y Gabriela Michetti como vicepresidenta, tendrá que vérselas ahora con el desafío de mantener los altos índices económicos del país logrados por las dos etapas de gobierno de Cristina Fernández de Kichner y reconocidos internacionalmente.

También encontrará una Argentina que supo pagar su deuda externa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y enfrentó con valentía los Fondos Buitres que pretendían desangrar el país exigiéndole pagos leoninos por los bonos de la deuda que compraron a precios irrisorios.

Tendrá que ver como mantiene la más baja tasa de desempleo que ha experimentado la nación y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) al 122 %, así como sostener al día el pago de su deuda externa y el control del comercio exterior que ha permitido una distribución más equitativa de las riquezas entre la población.

Parejamente, habrá de hacer frente a los embates de la desaceleración de la economía global que ha provocado descensos notables en la exportación de las materias primas que Argentina produce, dentro de ellos la soya, y que inevitablemente produce un impacto negativo en las exportaciones.

Aliado con los restos de la derecha del partido liberal Acción Radical, fundado en 1890, la elección de Mauricio Macri significará un duro golpe para la corriente progresista instalada en los últimos años en Latinoamérica y el Caribe, que tendrá que lidiar ahora en este importante país con un gobierno neoliberal propicio a la aplicación de políticas muy cercanas a Washington.

Habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos que están por venir, después que el 10 de diciembre se instale en la Casa Rosada el nuevo ejecutivo y comiencen a aplicarse las políticas del famoso slogan de Cambiemos, que engañosamente hizo creer a la mayoría del pueblo argentino que podría sustituir con creces la era del kichnerismo.

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