Con anterioridad, el pasado 20 de julio, en Washington, quedó abierta la sede diplomática cubana, en una ceremonia que contó con la presencia de un nutrido grupo de personalidades representativas de la sociedad cubana y cientos de amigos estadounidenses, presidida por nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.

Según lo anunciado, el secretario del Departamento de Estado, John Kerry, estará presente en la ceremonia de inauguración oficial de la embajada norteamericana y probablemente pronunciará un discurso, partiendo de lo acontecido durante la reapertura de la sede de la Isla en la capital norteña.

La visita de Kerry marcará un importante momento en las relaciones cubano-americanas ya que la última de un jefe de la diplomacia de Estados Unidos a Cuba se produjo hace alrededor de 70 años, en 1945.

Acorde con ello, Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado, dijo que “aunque el 14 de agosto no marca el fin de las diferencias entre Cuba y Estados Unidos, pero sí refleja que la “guerra fría” acabó y que el diálogo es mejor que el distanciamiento.

Para los especialistas la visita de Kerry a La Habana constituye un importante gesto que deberá contribuir a generar un clima de confianza entre los dos gobiernos sobre la base del respeto mutuo, para poder avanzar en el proceso de normalización de las relaciones bilaterales.

Siguiendo el protocolo de lo acontecido en Washington durante la apertura de la sede cubana es muy probable que el Secretario de Estado se reúna con su homólogo Bruno Rodríguez Parrilla, antes de regresar a su país ese mismo día 14.

Con la inauguración de la embajada norteamericana en La Habana se cumplimenta el importante aspecto de sedes diplomáticas en ambas capitales y se continúa en la senda de la normalización de las relaciones entre ambas naciones, para lo que la parte cubana considera que la terminación del bloqueo económico y financiero que por más de 50 años padece la Isla, la devolución del territorio de la Base Naval en Guantánamo y la compensación por los daños causados a la población durante ese tiempo, son problemas a resolver para poder  avanzar en esa dirección.

No obstante ello, en más de una ocasión Cuba ha reiterado su disposición y su voluntad de continuar el diálogo emprendido sobre la base de igualdad y respeto mutuos, considerando que pese a las diferencias existentes es posible coexistir y mantener relaciones civilizadas entre los dos países y pueblos en beneficio de ambos y contribuir con ello a un  clima de distensión y paz en la región y en el mundo.

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