Las dificultades económicas, entre ellas como consecuencia de los bajos precios del crudo, algunos recortes sociales obligados y los problemas de corrupción en Petrobras, su empresa petrolera, han sido caldo de cultivo propicio para desatar una verdadera cruzada de la derecha contra Dilma Rousseff en el gigante sudamericano, que alcanzó también al Partido de los Trabajadores y a su líder Luiz Inacio Lula Da Silva, confrontación que ahora parece inclinarse a favor del Gobierno.

En Ecuador, aparentemente los proyectos de Rafael Correa acerca de las leyes  de Herencia y la Plusvalía, con vistas a una mejor redistribución de las riquezas del país, desataron una verdadera ofensiva de la derecha oligárquica como parte decisiva de la estrategia de producir un “golpe suave” en Ecuador que desbancara de la presidencia el actual gobierno de la Revolución Ciudadana.

Sin embargo, a pesar de que Correa anunciara la decisión de aplazar la presentación de sus proyectos al Parlamento y abrir un diálogo nacional acerca del contenido de ambas leyes para que el pueblo diga la última palabra, el plan de la derecha en modo alguno es negociar y su táctica golpista continúa en marcha, con graves actos de violencia como los que acaban de producirse con bombas panfletarias contra dos periódicos nacionales, además de marchas y protestas callejeras.

No menos dramático es lo que ocurre en El Salvador, donde el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) ha denunciado que sectores de la derecha buscan desestabilizar el país por diferentes vías, entre ellas paros en el transporte colectivo en la capital, insubordinación de un pequeño grupo de soldados por demandas salariales, convocatorias a crear una Comisión Internacional contra la Impunidad y las medida de la Sala de los Constitucional contra las finanzas del gobierno.

Dado el alto grado de criminalidad existente en El Salvador, donde en los primeros 5 meses del presente se produjeron 2 mil 192 homicidios, 50% más que en el 2014 y la ofensiva lanzada por el gobierno contra las dos pandillas más fuertes de la capital, la Salvatrucha y Barrio 18, estas tomaron la decisión de paralizar el transporte público por medios violentos y llegaron a asesinar a unos seis conductores que se negaron a acatar sus ordenes.

La enérgica reacción del gobierno del FMLN conjuró este intento desestabilizador de los pandilleros, pero seguramente vendrán otros alentados por el principal partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) que se niega a aceptar el gobierno del presidente Sánchez Cerés, legitimado en las urnas durante dos períodos y que en difíciles condiciones trabaja para dar al pueblo beneficios sociales como la educación, la Salud, trabajo y reducir los indicadores de pobreza que aquí son elevados.

Desde luego que no hay que ser muy avezado para darse cuenta que detrás de los acontecimientos ocurridos en Potosí y las protestas y bloqueos de carreteras y marchas en demandas que pueden ser algunas de ellas legítimas pero no realizables en las condiciones actuales de Bolivia, se esconden fines políticos desestabilizadores.

Aunque mediante el diálogo con el Comité Cívico Potosinista ( Comcipo ) los ministros de Evo Morales parecen haber llegado a acuerdos razonables con los demandantes, demostrando la inviabilidad de algunas de las exigencias, como la construcción de una fábrica de cemento en el área por diversas razones técnicas y geofísicas, no cabe dudas de que el precedente puede sentar bases para nuevas embestidas de la oligarquía que quiere sacar a Evo del poder e incluso impedir que se presente a un nuevo mandato presidencial en el 2020, para lo que este no ha dado todavía su disposición.

De Venezuela, no ha dejado nunca de estar el gobierno de Chávez antes y ahora el de su continuador Nicolás Maduro en el colimador de la derecha oligárquica y las fuerzas imperiales externas que la alimentan.

Violencia callejera, guerra económica, desabastecimiento de productos de primera necesidad, boicot petrolero a la baja del precio, campaña difamatoria y mentirosa de las transnacionales de la información, caracterizan el panorama de la nación venezolana que a pie firme resiste la embestida de la derecha y se prepara para triunfar con su Partido  Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en las elecciones para diputados el venidero 6 de diciembre.

Resistencia, lucha e integración parece ser la fórmula para desarticular esta nueva embestida de la derecha contra la izquierda y los gobiernos progresistas de Latinoamérica, según las conclusiones del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo que acaba de sesionar en Brasil en ocasión del aniversario 25 de su fundación.

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