Otras muchas vivencias parecidas he escuchado de protagonistas de aquella época gris para Cuba, y también sobre el tema escribió Fidel en su alegato de autodefensa en el juicio a los asaltantes del Moncada, en 1953: “...¿cómo no explicarse que desde el mes de mayo al de diciembre un millón de personas se encuentran sin trabajo, y que Cuba con una población de cinco millones y medio de habitantes, tenga actualmente más desocupados que Francia e Italia con una población de más de cuarenta millones cada una?”.

Para los jóvenes de hoy eso es solo historia, porque unos “locos” se alzaron en la Sierra Maestra para revertir los hechos, y otros tantos les siguieron desde el llano para asegurar un mejor futuro a su familia.

Mi abuelo escondió bonos en la tabaquería y ayudó a los rebeldes cuando la toma de Fomento. Gracias a los líderes y otros como él cuando yo me gradué de la Universidad me ubicaron en un centro laboral donde ejerzo mi carrera y me han terminado de formar como profesional los colegas de más experiencia.

Así es actualmente en mi Isla. El triunfo revolucionario y la industrialización junto al desarrollo de programas sociales dieron empleo a todo aquel que antes no lo tuvo, y aseguró el sustento de la familia con el trabajo honrado.

Luego la crisis del Periodo Especial impuso el desarrollo del turismo, la biotecnología y la agricultura urbana, y más tarde los programas de la Batalla de ideas, los joven club de computación, las salas de rehabilitación, los maestros emergentes y trabajadores sociales aseguraron estabilidad a muchos; además de las facultades, donde jóvenes desempleados se superaban y recibían un estipendio.

Más reciente, el nuevo modelo económico impulsa nuevas formas de gestión y abre las puertas al trabajo no estatal. En Camagüey, de 9 000 a 28 000 crecieron los trabajadores por cuenta propia y a 187 las actividades que pueden ejercer; asimismo se han creado ocho cooperativas no agropecuarias. A unas 8 000 personas ha ubicado laboralmente la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, sin contar el empleo seguro a graduados universitarios y del nivel técnico medio.

Por falta de opciones para trabajar ninguna familia queda desamparada. Somos los jóvenes quienes tenemos el reto de prepararnos para asumirlas y crear una sociedad mejor. Nuestros antepasados transformaron el karma de la dominación imperialista y nos legaron la libertad, ahora es nuestro deber defenderla y proponernos prosperidad, auge económico, buenos valores, paz... sobre la base de sus conquistas.

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