¿Quién era el artífice de las bombas C-4 y agente de la CIA? ¿Quiénes sus acólitos contrarrevolucionarios?

Desde el primer momento y tras las evidencias obtenidas en el lugar del derribo de la aeronave -vuelo 455 de Cubana-  la Revolución acusó a Luis Posada Carriles y Orlando Bosch del horrendo sabotaje, y a la CIA por el estrecho vínculo con los criminales, cuyas confesiones en distintos medios de difusión corroboraron la certeza  acusatoria de Fidel Castro Ruz y otros dirigentes cubanos, inscrita en una inolvidable página  histórica de la Isla, con aquella sentencia de que “…cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla.”, pronunciada por el líder de la Revolución en el sepelio de las víctimas.

La verdad sigue hoy abriendo camino a la razón con pasos firmes: el miércoles 3 del mes en curso, el Departamento de Estado de EE.UU. desclasificó un documento que se remonta a 1976, el cual muestra las preocupaciones sobre los vínculos de la CIA con grupos extremistas de exiliados cubanos y considera a Luis Posada Carriles el autor más probable del atentado contra un avión de Cubana de Aviación ese año.

Enviado al entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, por dos altos funcionarios de esa agencia que evaluaron las acusaciones hechas por Fidel Castro, el memorando analiza el supuesto involucramiento de Estados Unidos en el derribo de un avión de pasajeros de Cubana de Aviación que salió de Barbados el 6 de octubre de 1976 y en el que fallecieron 73 personas.

El texto trata en detalle los vínculos de la CIA con “individuos supuestamente involucrados” con el sabotaje al avión -y citan directamente a Hernán Ricardo Lozano, Freddy Lugo, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Frank Castro, Orlando García, Ricardo Morales Navarrete y Félix Martínez Suárez-, aunque concluyen que la CIA solo había establecido contacto en el pasado con Posada Carriles, Bosch y Martínez Suárez, en distintas circunstancias y roles

Pero eso podría cambiar con la desclasificación de más documentos, sobre todo de la CIA, según afirma Peter Kornbluh, investigador del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, que ha intentado por décadas probar la responsabilidad directa de Posada Carriles.

Coautor del libro “Back Channel to Cuba”, sobre diplomacia secreta entre Washington y La Habana, Kornbluh, -según el Nuevo Herald- dijo que “la CIA nunca ha publicado su reporte interno sobre la reunión con Posada Carriles. La historia de este acto internacional de terrorismo está incompleta sin esos documentos, sin embargo, la administración de Obama podría ordenarlo para clarificar lo que sucedió, en el espíritu de relaciones más normales con Cuba y de dejar atrás el pasado”, y añadió que el actual documento “de nuevo saca a relucir el tema de cómo un terrorista internacional como Luis Posada Carriles puede vivir felizmente en Miami”.

También este 3 de junio, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela -país que pidió la extradición de los asesinos del sabotaje de Barbados y desde donde escapó fácilmente Posada Carriles en 1985, quien entró a los Estados Unidos y solo fue acusado por mentir-, reveló la detención de los terroristas que se ensañaron vilmente con los cuerpos del diputado venezolano Robert Serra y su asistente, María Herrera, en octubre del pasado año.

La complicidad del ex concejal colombiano Julio Vélez, uno de los presuntos autores intelectuales del asesinato de Serra, con el ex presidente  de Colombia Álvaro Uribe Vélez, confirma la denuncia del mandatario venezolano de que los terribles hechos no constituían actos vandálicos de malhechores comunes, sino un complot terrorista bien planeado contra la Revolución Bolivariana.

¿Coincidencias? No importa el tiempo: Miércoles, octubre, terrorismo contra  dos revoluciones hermanas… y la verdad que sale a flote para desmontar mentiras históricas de un mismo “terrorismo político”.

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