Una está relacionada con la Hora del Planeta, un evento mundial que se celebra el último sábado de marzo de cada año y consiste en un apagón eléctrico voluntario. Tanto empresa como familias se unen en la intención de concienciar a la sociedad sobre la necesidad de adoptar medidas frente al cambio climático y las emisiones contaminantes, así como también ahorrar energía y disminuir la contaminación lumínica.

Sin embargo, expertos y datos ofrecidos por una compañía eléctrica británica aseguran que esta idea en la práctica podría acarrear los efectos contrarios, pues tras la disminución del consumo de electricidad se observa una subida drástica de la producción de energía, lo que de hecho elimina el supuesto beneficio de la iniciativa. Además, si se apagara la luz en todas las casas de la Tierra durante una hora (lo que claramente no sucede), las pérdidas serían equiparables a parar la economía china por 4 minutos, según el economista danés Bjorn Lomborg.

Aun así, el sitio español del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés y promotor de la idea ) reportó que este 28 de marzo casi 10 000 ciudades de 172 países apagaron las luces de sus principales monumentos y edificios emblemáticos; un claro mensaje de cuántos se preocupan por conservar viva nuestra Tierra.

Por otra parte se hizo referencia a la obtención de electricidad con turbinas eólicas y a los vehículos híbridos, alternativas por las cuales apuestan muchos ecologistas porque reemplazar fuentes de energía a base de combustibles fósiles y por tanto disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero.

En el mundo se han instalado más de 15 000 parques eólicos, entre los cuales se reconoce el de California como el mayor. Estados Unidos y China representan casi el 50 % de la capacidad eólica global, y junto a Alemania, España e India constituyen los primeros cinco países en generación.

Entre los automóviles híbridos el Toyota Prius, lanzado en el mercado japonés en 1997, fue el primero producido en serie y es el más vendido del mundo, con representación en 70 naciones. También funcionan con este sistema camiones, barcos, aviones y trenes, como por ejemplo la autovía de alta capacidad construida por una empresa canadiense para brindar servicio ferroviario en Francia.

Tales propósitos causan, sin embargo, daños considerables al medio ambiente, refiere Rusia Today, y alega que para la producción de los mismos se requiere neodimio. Este metal del grupo de las tierras raras se extrae, al igual que otros metales de ese tipo, sobre todo en China, donde la cantidad de gases nocivos liberados por la industria de tierras raras supera en 5 veces los residuos de toda la industria del petróleo en Estados Unidos.

El contenido de neodimio en el mineral es extremadamente bajo y su extracción va acompañada por la liberación de grandes cantidades de residuos altamente tóxicos e incluso radiactivos. Documentales realizados en la ciudad de Baotou, en Mongolia Interior, donde se localiza la producción de neodimio, se asemejan a los grabados en Chernobil. Cerca del área de producción se ha formado un enorme estanque tóxico donde no hay peces, ni algas y tras medio siglo de producción en esos campos resulta imposible cultivar plantas y criar animales. En los pueblos adyacentes los habitantes se han reducido de 2000 a 300, y quienes se han quedado sufren distintos tipos de enfermedades.

El planeta está enviando señales de alerta constantemente, y el hombre está pagando las consecuencias con su vida, la más reciente tragedia en Nepal así lo muestra. Protegerlo es un imperativo, porque esas acciones se revertirán para el bien de la humanidad. Cómo cuidar el futuro está en nuestras manos.


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