En febrero de 1898 se conoce de una carta enviada por el embajador de España en Washigton, Dupuy de Lome, al político Don José Canalejas, en la que se ridiculizaba al presidente McKinley calificándolo de “débil y populachero y además un politicastro que quiere dejarse una puerta abierta y quedar bien con los jingles de su partido”.

Al ser reconocido Dupuy como autor de la misiva es depuesto por el gobierno de Madrid, que dio satisfacciones al de Washington, quien aprovechó para convertir la opinión en un insulto a la nación.

Casi al unísono se produce la voladura del “Maine”, el 15 de febrero. Estos dos sucesos permitieron a Estados Unidos desencadenar definitivamente la campaña guerrerista en la isla.

El 25 de marzo McKinley dirigió un ultimátum al gobierno español solicitando un armisticio con los cubanos a fin de negociar la paz con estos, mediante la intervención amistosa de su gobierno, haciendo constar que no existía ningún propósito anexionista. En esta oportunidad también se solicitó revocar la orden de reconcentración, petición que es aceptada y hecha cumplir cinco días después.

En su trascendental intervención en la VII Cumbre de Las Américas en Panamá, el pasado 10 de abril, el presidente cubano Raúl Castro significó: “Hace 117 años, el 11 de abril de 1898, el entonces Presidente de los Estados Unidos solicitó al Congreso autorización para intervenir militarmente en la guerra de independencia que por cerca de 30 años libraba Cuba en esos momentos, ya ganada prácticamente al precio de ríos de sangre cubana, y este —el Congreso americano— emitió su engañosa Resolución Conjunta, que reconocía la independencia de la isla 'de hecho y de derecho'. Entraron como aliados y se apoderaron del país como ocupantes.

La referida solicitud consignaba como objetivo esencial: “tomar medidas a fin de asegurar una completa y final terminación de las hostilidades entre el gobierno de España y el pueblo de Cuba y asegurar en la isla la instalación de un gobierno estable, capaz de mantener el orden y observar sus obligaciones internacionales, consolidando la paz y la tranquilidad y garantizando la seguridad de sus ciudadanos y los nuestros, y para usar las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos en la medida que sea necesaria a fin de cumplir con dichos propósitos”.

Como resultado definitivo de las actividades del Congreso sobre la causa cubana se aprueba la Resolución Conjunta (Joint Resolution) en cuyo proyecto se proclama el derecho del pueblo de Cuba a ser libre e independiente, y se reconoce a la República de Cuba en Armas como el Gobierno legítimo de la Isla.

Cuando la Cámara estadounidense conoce esta resolución votada por el senado, la modifica, y le deja solo la primera parte, suprimiendo el reconocimiento al Gobierno; se nombra una comisión mixta que se pronuncia de acuerdo con la Cámara.

La Joint Resolution confirma que sí existieron en los Estados Unidos ciudadanos nobles, simpatizantes con nuestra independencia, en cambio, el Estado norteamericano impidió la realización de los deseos populares y se opuso al reconocimiento de la República de Cuba, posponiéndolo para después de la pacificación.

Dos días habían transcurrido de la aprobación de la Resolución cuando el 22 de abril de 1898 parte de Cayo Hueso hacia La Habana la flota de guerra yanqui que inicia el bloqueo naval a nuestra patria.

Con los años quedó demostrado que la esencia de la Joint Resolution era desvirtuar las sospechas posibles de naciones americanas y europeas de que los Estados Unidos, al declarar la guerra a España, iba a una guerra de conquista y engrandecimiento con el único propósito de apoderarse de Cuba.

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