CAMAGUEY.- Bloques de polvo de arroz, ¿ha escuchado hablar de eso?. Sí, no está leyendo mal, bloques para construir casas que se hacen, entre otros materiales, con polvo de arroz. Se trata de KRESSER, uno de los seis proyectos de iniciativa para el desarrollo local del municipio de Nuevitas, que ya ha aportado a la finanzas del territorio más de 35 000 pesos.

Así de creativo es el ingenio de los cubanos, sin embargo muchas veces no se aprovecha del todo. Como dato curioso, KRESSER surgió en Nuevitas donde no hay producción arrocera, esto implica que para su desarrollo tenga que establecer alianzas con otros territorios e instituciones que sí lo produzcan.

¿Qué es desarrollo local? La política del país es clara y lo reconoce como un proceso esencialmente endógeno, participativo, innovador y de articulación de intereses entre actores, territorios y escalas, ya sea a nivel municipal, provincial o nacional. Es clave el liderazgo de los gobiernos municipales y provinciales para la gestión de sus estrategias de desarrollo dirigidas al fomento de proyectos que generen transformaciones económico-productivas, socioculturales, ambientales e institucionales, con el objetivo de elevar la calidad de vida de la población.

 En la provincia de Camagüey suman 19 proyectos en solo cinco municipios, Nuevitas, Camagüey, Minas, Santa Cruz del Sur y Jimaguayú, este último con uno que apuesta a la producción de leche de cabra y con ella hacer finalmente el queso de las tres leches, entre otras producciones.

Que sean solo cinco localidades indica que se ha sido muy lento en la identificación de las potencialidades de cada uno, en desarrollarlas y luego en aprobarlas como iniciativa para el desarrollo local, en tiempos en los que el llamado es al autoabastecimiento municipal, a buscar allí mismo mayores fuentes de ingreso y lograr un mayor grado de autonomía, tal como proclama la nueva Constitución de la República.

Potenciar aquellas iniciativas económico-productivas traería mayor posibilidad de encadenamientos de los que tanto hablamos y pocas veces se concretan, sustitución real de importaciones e incrementar productos con calidad exportable.

Eso se trata de hacer en Camagüey con algunos productos reconocidos nacional y hasta internacionalmente como la cremita de Cascorro, el maní de Roselló y la conserva de guayaba de la Vallita, con todas las posibilidades para aportar desde lo local.

No es imposible, no estamos hablando de ciencia y ficción ni de futuro. El proyecto nuevitero de Corte Ecológico y Trabajos Subacuáticos (CETA), por ejemplo hoy presta sus servicios en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y ha aportado a su municipio más de 287 000 pesos.

Potencialidades para seguir incrementando la lista las hay, la política aprobada por el país reconoce que pueden ser titulares entidades estatales –empresas, unidades empresariales de base, unidades presupuestadas, entre otras–, trabajadores por cuenta propia, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, organizaciones de masas y sociales, instituciones y formas asociativas reconocidas legalmente –no incluye a las organizaciones religiosas–, otras formas de propiedad y gestión que se reconozcan en la legalidad, así como la combinación de dos o más de los mencionados, o sea casi todos los actores de la economía cubana actual, máxime si además pueden tener como fuentes de financiamiento la cooperación internacional y la inversión extranjera.

También se tendrá que poner la mirada en el uso que se le da a la contribución territorial para el desarrollo local, también conocida como 1%. Que sea utilizada verdaderamente en el desarrollo de los territorios, incluso como fuentes de financiamientos para los proyectos, y no malgastada en cosas para las que hay un presupuesto.

Eso implica una mayor preparación de los gobiernos municipales para la toma de decisiones, voluntad y elaborar verdaderamente a conciencia la estrategia de desarrollo de cada uno de los territorios de la provincia.

Camagüey tiene un potencial científico en el tema que hay que aprovechar más, acudir a la ciencia para solucionar los problemas ¿no es a eso a lo que convoca la dirección del país? Pues aquí contamos con prestigiosos investigadores y hasta con un observatorio para el desarrollo local que, aunque todavía no tiene sede, ya está trabajando.

Pasar de la teoría a la práctica, del proyecto a lo concreto, es fundamental para lograr que los proyectos de desarrollo local sean en verdad ese conjunto de recursos, esfuerzos y acciones que tienen el propósito de transformar una situación existente a otra deseada que contribuya al desarrollo del territorio donde actúa e impacte en la calidad de vida de la población. Si se logra estaríamos pensando como país también desde lo local.