Tan pronto una embarcación de fabricación "casera" zozobra, o es interceptada en alta mar por guardacostas cubanos, norteamericanos, de cualquier país de la región (aunque acabaran de caerse las Torres Gemelas), el lamentable acontecimiento se convierte en el ombligo del mundo informativo, sobre todo para el New Herald, Radio Mambí...es notición los balseros de la Isla, y los que arriban a las playas de la Florida con los pies secos, son recibidos como héroes porque, generalmente, "huyeron" despavoridos del comunismo de esa pequeña Isla donde los Estados Unidos -en contra de la voluntad popular-, mantienen una Base Naval en Guantánamo, con una escuela especializada en torturas sofisticadas practicadas a prisioneros internacionales.

Muchos de los emigrantes que se acogen a la tenebrosa Ley de Ajuste Cubano, al llegar al país de las "libertades" (ningún ciudadano estadounidense puede viajar a Cuba, se lo niega su Gobierno), se abstienen de emitir declaraciones, mas algunos dicen una sarta de mentiras, que se desboronan casi siempre cuando manifiestan que detrás dejaron a sus hijos con los abuelos: ¿Lo abandonaron en el Infierno del cual salieron a costas de sus vidas?

La verdad es otra: pese a las reales necesidades económicas, escaseces, agravadas por el recrudecimiento del acoso impuesto por EE.UU. -el bloqueo más largo de la humanidad-, los niños, las mujeres y los ancianos son protegidos preferentemente y lo esencial para vivir, estudiar, trabajar y gozar de una vida más saludable, no les falta, por eso dejan a sus hijos a buen resguardo y "huyen", al país de las desigualdades y la droga.

En medio de esta política estadounidense para desestabilizar a la Revolución Cubana –sin éxito por más de medio siglo-, los piratas lancheros procedentes de los Estados Unidos, reciben una paga anticipada allá por familiares de los posibles inmigrantes de acá o recalan en un punto acordado de la costa cubana para sacar ilegalmente a quienes no han podido obtener la visa en la Oficina de Intereses de EE.UU. en La Habana.

¿Resultado? No pocos han sido lanzados a la oscuridad del mar ante la proximidad de los guardacostas, otros han sido asaltados por estos mismos traficantes de personas y despojados de todo dinero, pertenencia y abandonados en cualquier cayo o islotes, con mejor suerte.

La mayoría de los balseros o pasajeros de las tenebrosas lanchas, rescatados por las tropas guardafronteras cubanas, expresan sus deseos de unirse a familiares y parientes radicados en Miami u otras ciudades estadounidenses. Casi todos, se quejan de que se les negó reiteradamente la visas en la Oficina de Intereses y no les quedó más remedio que lanzarse a la incierta aventura donde se piensa más con los pies que con la cabeza, pero la mayoría asegura que jamás volverá a la odisea marítima edulcorada con el canto de sirena del Ajuste solo para cubanos.

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