CAMAGÜEY.- Un presentador de Televisión Martí, canal dedicado a trasmisiones subversivas contra Cuba desde Miami ha dicho, al referirse a la activación de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton, después de entrevistar a los legisladores anticubanos Mario y Linconl Díaz-Balart, que los funcionarios de la administración Trump que propiciaron el levantamiento de dichas suspensiones es “el equipo de los sueños para las políticas cubanas”.

Pienso que tal calificativo podría estar, dentro de otras razones, por las cuales una reciente auditoría encargada por la Agencia de los Estados Unidos para los Medios Globales como empresa matriz de la OCB ( Oficina de Trasmisiones Hacia Cuba) ha calificado la programación de Radio y TV Martí de ejercer un “mal periodismo y realizar propaganda ineficaz”.

Desde luego que no hacía falta tal auditoría para enterarnos los cubanos y quizás otros posibles televidentes y oyentes de la región, admito, que Radio TV Martí no solo hace un mal periodismo desde el punto de vista profesional sino que desde sus comienzos el 20 de mayo de 1985 (la radio y TV en el 1990), a la cual asignaron la misión desestabilizadora de Radio Europa Libre en sus emisiones para los antiguos países socialistas, se convirtió en un instrumento de la mafia miamense para fomentar la subversión contra la Isla y apoyar la hostilidad y las agresiones de las sucesivas administraciones contra la Revolución cubana en vano intento de derrocarla.

Debemos aclarar que en modo alguno la citada radiografía responde a que las trasmisiones de ambos medios hacia Cuba son ilegales, al violar las disposiciones de la Unión Internacional de Comunicaciones (UIT), entidad reguladora de las emisiones internacionales, sino que también pisotean sus propias leyes al ignorar la prohibición de hacer propaganda como la que ellos realizan contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, de la Agencia de los Estados Unidos para los Medios Globales, a la cual como señalamos pertenecen Radio y TV Martí.

En realidad ello obedeció a una serie de reportajes antisemitas en los que se calificaba al millonario George Soros de “judio no practicante de moral flexible” motivo más que justificable para que la ODC la ordenara como desaprobación al agravio inferido al principal aliado estadounidense  (Israel) no solo en el Medio Oriente, sino también a escala global.

En relación con la Isla el “regaño” estuvo dado por el anacronismo de sus contenidos radiales y televisivos que aseguran estancados en un lapso de 50 años atrás todo lo que le resta eficacia a la hora de apoyar la transición “democrática” en la Mayor de Las Antillas, que “ parece dispuesta para el cambio”.

Pero me anima al comentario, el elogio del presentador de la TV Martí al grupo de funcionarios del gobierno de Trump que levantó la prohibición para activar los títulos III y IV de la ley Helms-Burton que a todas luces es inmerecido porque ni los anteriores (grupos) que han practicado durante 60 años la política anticubana ni este han obtenido el objetivo perseguido de asfixiar la Revolución y mucho menos anexar la Isla a la constelación de estrellas de su bandera, una vieja aspiración frustrada desde siempre.

Y no digo solo el fracaso con Cuba del flamante grupo liderado por Trump y su asesor principal John Bolton, sino que también han fracasado al tratar de derrocar la Revolución bolivariana bajo un brutal cerco que pretende doblegar ese pueblo por hambre y enfermedades, tampoco han podido poner de rodillas a Irán con sus sanciones y amenazas de guerra, con Corea del Norte se estancaron las negociaciones de desnuclearización de la Península por su posición chantajista, con China y Rusia su hostilidad económica y política lejos de alcanzar los resultados de debilitarlos en la arena internacional se fortalecen tanto individualmente como en su alianza estratégica que los hace mucho más fuertes e inderrotables.

Por lo tanto, no hay resultados concretos que elogiar ni en su cruzada de “tigre herido” que lanza zarpasos a diestra y siniestra para tratar de mantener su liderazgo mundial seriamente cuestionado ya por un creciente orden económico y político indetenible.

En cuanto a Cuba, que olviden ese “tango” de la Helms-Burton y sus títulos todos, que aquí no hay acordeón que lo acompañe ni nadie que entone su letra, y tampoco en la arena internacional se ha hecho popular por sus intenciones extraterritoriales contra el que un coro de voces casi unánime lo rechaza y condena.

Ah, y en cuanto a Radio y TV Martí, aquí ni allá nadie lo escucha ni los ve, por lo cual no sigan derrochando anualmente 29 millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos que los subvencionan, que buena falta le hacen para socorrer los 47 millones de pobres que vergonzosamente tienen en esa rica nación.