LONDRES.- Traicionado por Ecuador, encarcelado en el Reino Unido y pendiente de ser extraditado a Estados Unidos, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, podría también ir a parar a una prisión sueca.

El nuevo capítulo en la saga del periodista australiano lo aportó este lunes la Fiscalía sueca con su decisión de reabrir una investigación por presuntos delitos sexuales cometidos por el periodista australiano en ese país nórdico en 2010, pese a que ya había sido archivada en 2017.

Según argumentó la fiscal adjunta Eva-Marie Persson, el arresto de Assange el 11 de abril pasado en Londres, luego de que el gobierno ecuatoriano le retiró la condición de asilado otorgada siete años atrás, amerita la reapertura del caso, y su eventual extradición a Suecia.

El calvario judicial del ciberactivista comenzó el 2010, cuando fue requerido por la justicia británica en relación con la orden de detención internacional emitida desde Estocolmo.

Casi dos años más tarde, en junio de 2012, y cuando su entrega a las autoridades suecas era ya cuestión de horas, Assange decidió saltarse la libertad bajo fianza concedida por un juez del Reino Unido, y se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres.

Pero con el tiempo, el fundador de Wikileaks pasó de ser un huésped del gobierno del entonces presidente Rafael Correa, que incluso le concedió la ciudadanía ecuatoriana, para convertirse en una carga incómoda para la nueva administración del mandatario Lenín Moreno, que le cortó el acceso a Internet y lo confinó a una pequeña habitación dentro de la embajada.

El desenlace ocurrió el 11 de abril pasado, cuando las autoridades ecuatorianas dieron por terminada su condición de asilado, y abrieron las puertas del edificio a los agentes de Scotland Yard, quienes se llevaron a Assange a rastras y esposado.

Esa decisión desató una avalancha de críticas contra Moreno, a quienes los defensores del periodista australiano acusaron de haber cedido a las presiones de Estados Unidos, que quiere juzgarlo por haber difundido en Wikileaks cientos de miles de archivos secretos de la diplomacia y el Ejército norteamericano.

Las acusaciones de servilismo contra el gobierno ecuatoriano arreciaron en las últimas horas, tras conocerse que Quito entregará a Washington todos los equipos y material informático utilizados por Assange durante los siete años que estuvo refugiado en la embajada del país suramericano.

En opinión de los abogados del periodista australiano, citados por el diario español El País, toda esa información le permitiría a Estados Unidos construir y crear nuevos cargos para sustentar su solicitud de extradición.

Por otro lado, y tras conocerse este lunes la decisión de la Fiscalía sueca, el actual editor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, aseguró que Estocolmo también fue objeto de una presión política considerable para reabrir la investigación sobre los presuntos delitos sexuales.

Según recordó, el caso fue desechado en 2010 porque el fiscal de entonces determinó que no se había cometido delito, pero lo retomó poco después, justo cuando Wikileaks se preparaba para publicar los archivos sobre la guerra de Iraq.

Agregó que los suecos incluso quisieron retirar la orden de arresto contra Assange en 2013, pero el gobierno británico insistió para que la mantuviera vigente.

Además de su posible extradición a Suecia, el fundador de Wikileaks enfrenta otra petición similar de Estados Unidos, que quiere juzgarlo por conspiración para cometer piratería informática, un delito que conlleva una sentencia de hasta cinco años de cárcel.

Pero antes de ser enviado a Estocolmo o Washington, el ciberactivista, quien atribuye toda la trama a una conspiración política en su contra, deberá primero purgar la condena a 50 semanas de prisión que le impuso un juez británico por violar la fianza otorgada en 2012.