CAMAGÜEY.- Será que no aprenden, parecen querer tropezar con la misma piedra. ¿Capricho? No lo creo, nada en la política de Estados Unidos es por gusto. Trump finalmente se atrevió a hacer lo que ninguno de sus tres antecesores, desde 1996, había hecho.

La “Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubana” fue la que codificó el bloqueo, aprobada en un contexto muy favorable, los republicanos dominaban ambas cámaras por primera vez en 40 años, y como pretexto emocional medió el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate del 24 de febrero de 1996. Por primera vez en la historia un legislativo usurpaba la función judicial al decretar, de antemano, que las confiscaciones cubanas fueron ilegales.

Escoger el 17 de abril para anunciar la aplicación del Título III de la mencionada legislación da la idea de lo apurados que estaban, sobre todo porque ese día no les recuerda nada bueno a los servicios de inteligencia norteamericanos y mucho menos a los miembros de la derrotada Brigada 2506.

No es secreto que la política exterior de Estados Unidos y principalmente hacia Cuba y Venezuela quedó secuestrada en el chantaje político y la devolución de favores entre Donald Trump y el senador republicano de la Florida, Marco Rubio, del que el magnate necesita apoyo de cara a su campaña por la reelección y como hombre fuerte del Comité de Inteligencia del Senado que investiga la posible interferencia rusa en las elecciones de 2016 y los secretos destapados por su abogado personal.

El ideólogo de todo esto es un cadáver político, rescatado ahora por la actual administración como consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, aquel que hace 17 años, cuando era Subsecretario de Estado, fue el principal guionista de la inventada historia sobre la fabricación de armas biológicas en Cuba. Un mentiroso patológico que ahora cambió las 20 000 batas blancas cubanas en Venezuela por supuestos uniformes militares que sostienen el régimen de Maduro. Si no fuera algo tan serio pareciera un chiste.

Todo salió según el ensayo. En la mañana del 17 de abril, Mike Pompeo anunciaba que a partir del próximo 2 de mayo, la Helms-Burton iniciaría una nueva etapa en su aplicación con la entrada en vigor de sus disposiciones de mayor impacto: el título III y probablemente hasta el IV. “Después de más de 22 años de retrasos, los estadounidenses finalmente tendrán la oportunidad de hacer justicia”, dijo. Poco que le importa a Trump el derecho internacional y los daños que podría conllevar su efectividad a otras naciones aliadas, incluyendo la Unión Europea que unas horas antes había ratificado el acuerdo de diálogo político y cooperación, así como las llamadas leyes antídotos que protegen a sus ciudadanos con inversiones aquí. Hay quienes aseguran que será un rollo hasta para el propio país norteño.

Ni Roma, en los peores momentos del imperio, se atrevió a legislar para que sus disposiciones se cumplieran fuera de sus extensas fronteras. El derecho internacional público reconoce como principal atributo de la soberanía que cada Estado decide las leyes que rigen en su territorio. Es una barbaridad jurídica que los tribunales de los Estados Unidos puedan arbitrar pleitos basados en el Título III dentro de los límites de su jurisdicción normal sobre empresas extranjeras. Si las confiscaciones cuestionadas se produjeron en Cuba, es aquí donde, en última instancia, pudieran establecerse las demandas, pero la Ley 80 aprobada por el Parlamento cubano en 1996 la declara ilícita, inaplicable y sin valor ni efecto jurídico alguno.

Tampoco es secreto que la suspensión del polémico título fue evitar una avalancha de demandas en los tribunales estadounidenses “al amparo de una ley con muy poca claridad”, y esto no lo dijo el Minrex, fue reconocido por los propios funcionarios norteamericanos. No se tiene precedente alguno en la historia legal de EE.UU de semejante barbarismo.

Unas horas más tarde Bolton en la Florida, en la sede de la Brigada 2506, anunciaba reticciones en cuanto al envío de dinero desde Estados Unidos, el monto ahora podrá ser de solo $1,000 trimestrales por persona. Cínicamente dijo: "Estas nuevas medidas ayudarán a alejar a los dólares estadounidenses del régimen cubano", qué me explique el asesor de Trump de qué manera es posible que esta medida no afecte a los cubanos de a pie que ellos tanto dicen defender, igualmente sería muy esclarecedor preguntarle si esta restricción aplica también para los cientos de miles de dólares de los contribuyentes estadounidenses que se envían para subvertir el orden aquí y que al final también van a parar al Estado cubano.

De igual manera seguirá siendo el nuestro el único país al que los ciudadanos “más libres del mundo” no podrán viajar como establece su propia Constitución, pues el departamento del Tesoro implementará nuevas regulaciones para restringirlos.

¿Por qué Bolton hizo sus anuncios rodeado de unos pocos viejos conocidos y no se fue para el aeropuerto, desde donde salen 100 vuelos semanales para el país caribeño? Obvio, le hubieran tirado huevos, porque la gente en Miami, y sobre todo los cubanos, ya no quieren saber de confrontación. Restricciones similares fueron aprobadas por Bush, y todavía la comunidad cubano-americana no se lo perdona, se elevó el apoyo en la Florida al Partido Demócrata y Obama ganó allí por amplio margen. De cara a las elecciones de 2020 parecen importarles poco al magnate neoyorquino los 500 000 votos de cubanos que visitan la Isla y envían remesas a sus familias. La Florida sigue siendo uno de los estados péndulos claves para llegar al Despacho Oval.

Sesenta años no les han sido suficientes? Parece que no. Esta ruta persigue más un golpe psicológico que legal, va dirigida a frenar las necesarias inversiones extranjeras en la “ya sufrida economía cubana”, a intimidar a los empresarios, están apostando al miedo.

Mucha sangre nos ha costado este camino, enrevesado pero nuestro camino al fin. Olvidan estos embriagados políticos que Trump jamás viajará a La Habana a tirales papeles sanitarios a los cubanos porque hace mucho tiempo que Leonard Wood no gobierna en este país y a la Helms-Burton, como mismo hicimos en Girón, también la convertiremos en compota.

Infografía: tomada de www.cubasi.cuInfografía: tomada de www.cubasi.cu