Tal cual afirmó recientemente el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, dos enfoques integrales no pueden faltar en las actividades productivas y de servicios de la industria nacional: la calidad de todo lo que se haga y el desarrollo sostenible, en el cual se combinan los pilares económico, social y medioambiental.

Su inserción en el impulso a sectores estratégicos le confieren prioridad a sus cuatro ramas: la ligera, productora de bienes de consumo vinculados a la calidad de vida del pueblo; la metalmecánica, que respalda el desarrollo industrial y la producción de alimentos e infraestructuras; la electrónica, enfocada en la fabricación de equipos que permitan ahorro de energía, uso de fuentes renovables y apoyen el programa de informatización de la sociedad, y la química, concentrada en la sustitución de importaciones.

Particularmente en el balance del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime), una de las organizaciones superiores de dirección empresarial (Osde) del Ministerio de Industrias, su titular, Alfredo López, llamó a los directivos a lograr el máximo aprovechamiento del potencial humano y de las capacidades fabriles, en aras de conquistar el mercado, de producir con más calidad y sustituir importaciones.

Como parte de los objetivos estratégicos de esta rama se encuentra la actual reorganización de las capacidades productivas en correspondencia con el redimensionamiento del plantel industrial, más ahora en aquellas fábricas de La Habana afectadas por el tornado de enero último, y el crecimiento de los niveles de calidad de las producciones y servicios a estándares internacionales.

Por citar algunos ejemplos, las inversiones en el ambicioso programa de la vivienda, en el turismo y en otros sectores vitales necesitan contar –a pie de obra, como dirían los constructores- con el cemento, los áridos, el acero y demás renglones provenientes de la industria, al igual que la agricultura y la agroindustria azucarera requieren de maquinarias y equipos también fabricados en el país.

Hace unos días, en la Mesa Redonda Informativa de la televisión cubana, Mirla Díaz Fonseca, vicepresidenta primera del Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil), otro de los Osde del sector, dijo que 2018 fue un año en el que no se cumplieron todos los planes.

Precisó que para 2019 se mantienen 25 renglones esenciales, entre ellos, los jabones de lavar y de tocador, los detergentes (líquido, en polvo y de uso industrial), perfumería y cosméticos, tejidos (gasa quirúrgica, frazada de piso, sacos, artículos de talabartería, deportivos y plásticos, confecciones, cuero, muebles e industria gráfica con cuatro productos líderes: libros y folletos, el periódico, los envases y embalajes y las revistas.

Muchos de estos respaldan el curso escolar, la producción agroalimentaria y las inversiones destinadas al turismo.

El reto es bien grande habida cuenta la obsolescencia tecnológica que enfrenta el sector, tampoco ajeno al impacto del bloqueo norteamericano hacia Cuba, y a problemas subjetivos asociados al exceso de inventarios, sobre todo de productos ociosos que muchas veces por desconocimiento se compran en el exterior, y a la falta del verdadero autocontrol integral estatal, especialmente en el combustible y materias primas que engrosan el mercado negro.

Para 2019 están bien definidas las prioridades, que van desde seguir trabajando en la política de cuadros (con esmerada atención a los jóvenes); en la sustitución de importaciones (en lo cual mucho ganaría el país con el recape de neumáticos, el reciclaje de materias primas y la fabricación de piezas de repuesto y de envases y embalajes), hasta intensificar las exportaciones y defender o garantizar de manera constante la calidad.

También a la industria nacional Díaz Canel le ha pedido desarrollar la comunicación social y la informatización, fortalecer los equipos económicos y negociadores en las empresas para que estén en condiciones de hacer eficientes estudios de mercado y puedan promover adecuadamente la inversión extranjera en todas sus modalidades, trabajar por el encadenamiento productivo con esta, con el turismo y el resto de la economía, además de lograr el acercamiento a las universidades y centros de investigación.

A tono con este reclamo, tal cual declaró a la prensa en la Convención Internacional Cuba Industria 2018, Mario Hernández, director de Desarrollo de Gesime, está previsto de conjunto con el Instituto Minero Metalúrgico de Moa y la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría la elaboración de proyectos para la producción de acero inoxidable y la utilización de minerales y colas niquelíferas como materias primas destinadas a la producción siderúrgica.

“Con el talento que hay, más la base industrial existente —aun cuando esta deba superar obsolescencias tecnológicas—, pueden hacerse muchas cosas, pero para eso es fundamental liberar el pensamiento, sacudirlo de lastres que impiden aprovechar al máximo todo tipo de potencialidades”, les dijo el Presidente cubano a los representantes de la industria nacional, en su reunión de balance.

Por suerte entre sus directivos, especialistas y colectivos de trabajadores no faltan las ideas, ni la motivación ni el interés para asumir, con sentido de responsabilidad, el descomunal reto de satisfacer las necesidades de la población y del país.