CAMAGÜEY.- “¡Aquí no se rinde nadie! es la exclamación que durante los últimos 60 años se convirtió en la bandera enarbolada por los cubanos frente a los momentos más cruciales en su lucha por preservar la soberanía y la independencia ante la agresiva política de los gobiernos de los Estados Unidos.

Se pronunció por primera vez, en circunstancias muy dramáticas, después del desembarco de los expedicionarios del yate Granma en 1956 encabezados por Fidel Castro con el objetivo de derrotar la dictadura proimperialista de Fulgencio Batista, que oprimía a Cuba, y que fueron sorprendidos por el ejército de la tiranía, dispersándolos, cercándolos y conminándolos a rendirse.

Y fue entonces que desde aquel grupo de expedicionarios, algunos ya heridos, como respuesta a la exigida capitulación, se oyó una potente voz que gritó para que fuera oída por encima del ruido de los disparos: “¡Aquí no se rinde nadie c…!” y lo acompañó con una convincente palabrota.

Desde entonces los cubanos hemos acudido a esta frase en las múltiples ocasiones en que ha sido necesario pronunciarla, como respuesta a las agresiones de los gobiernos estadounidenses, en las que se ha incluido desde la intervención militar hasta un criminal bloqueo que nos ha ocasionado duras privaciones, escaseces de todo tipo, entre ellas las alimentarias y las de medicinas, y la obstaculización del desarrollo económico, pero que al final todas han sido derrotadas.

Hoy, cuando en circunstancias similares el Gobierno de Donald Trump arrecia el bloqueo y sus planes y acciones intervencionistas contra la hermana Venezuela, sin descartar la opción militar, de cada corazón chavista y bolivariano me parece oír, alto para que lo oiga el mundo, que a ese pueblo no lograrán rendirlo jamás.

Hace unas horas, un genocida y repetido sabotaje terrorista a las plantas generadoras y al sistema, que pretenden achacar a deficiencias operativas, han dejado sin electricidad a más del 60% de la nación venezolana ocasionándole muchas privaciones a la población, que está padeciendo la falta de agua, gas doméstico, combustibles, transporte, y lo que es más dramático, las afectaciones a la atención hospitalaria de adultos e infantil, además de otros múltiples problemas para el funcionamiento normal del país, como la refrigeración y distribución de los alimentos, la suspensión de las clases y las actividades laborales desde el lunes 11 de marzo hasta el miércoles 14.

Los autores de tan criminal sabotaje, son los mismos que clamaban por utilizar como punta de lanza de sus planes injerencistas la llamada ayuda “humanitaria” auspiciada por el Gobierno norteamericano y la oposición del pelele Juan Guaidó cuyos intentos terminaron en el más rotundo fracaso, razones por la que acuden ahora al uso de sabotajes cibernéticos, contra el sistema eléctrico, con el vano intento de sembrar el caos y la desestabilización en la nación bolivariana.

Sin embargo, sus insanas intenciones, condenadas enérgicamente por el Gobierno cubano, también ahora están destinadas a la más humillante frustración, porque los venezolanos han enfrentado con estoica tranquilidad este nuevo ataque de los que dicen querer “liberarlos” del gobierno “dictatorial” de Nicolás Maduro, quien con la unión cívico-militar trabaja denodadamente por restablecer progresivamente el servicio eléctrico y con urgencia organiza medidas para aliviar la adversa situación creada por los verdaderos enemigos del pueblo, entre otras decisiones, con la activación de dispositivos generadores de energía.

Al propio tiempo, las Fuerzas Armadas se han movilizado nacionalmente para garantizar la seguridad de las plantas generadoras y mediante vigilancia aérea proteger los sistemas operativos de distribución.

La larga historia de la Revolución Bolivariana no ha terminado de escribirse, como no ha terminado de rubricarse el listado de agresiones que pretende interrumpir el proceso chavista que hace ya veinte años mantiene erguido, soberano e independiente a su pueblo frente al imperialismo más poderoso de la tierra y una oposición nacional que pretende inútilmente rendirlo.