LA HABANA.- La búsqueda del reordenamiento fue el rasgo definitorio para el trabajo por cuenta propia (TCP) en Cuba en 2018, dadas las nuevas regulaciones que entraron en vigor el siete de diciembre y los cambios de diversa índole para ejercer esta modalidad.

El proceso de perfeccionamiento responde a la necesidad de que esta forma de gestión continúe desarrollándose como un actor complementario cada vez con mayor importancia en la economía nacional, según se ha afirmado desde la más alta dirección del país.

Hasta octubre último se empleaban en el TCP más de 588 mil cubanos, el 13 por ciento de los ocupados del país, de ahí que la dinámica de este sector sea de elevado interés nacional.

¿Qué medidas fueron tomadas y a qué circunstancias responden? La actualización se centra en la necesidad de fortalecer el sistema de control y para poner fin a las irregularidades más frecuentes: subdeclaración de ingresos, incumplimiento del pago de los impuestos y utilización de materias primas de procedencia ilícita.

A mediados del 2018 fueron publicadas en la Gaceta Oficial de la República de Cuba las nuevas normas que regulan la actividad; pero en respuesta a los criterios de los propios cuentapropistas, fueron modificadas antes de su entrada en vigor el siete de diciembre último.

Las transformaciones más significativas están relacionadas con la habilitación de una cuenta bancaria fiscal para algunas de las actividades: servicios gastronómicos en restaurantes y en cafeterías, los de arrendadores de viviendas, cuartos y otros espacios fijos, y los de transportistas con capacidad para trasladar de cuatro a 14 pasajeros.

Así, se pretende transparentar el flujo monetario, sin embargo, las opiniones vertidas por la población en los diferentes espacios señalan que es una solución poco práctica o demasiado exigente para quienes operan con pequeños volúmenes monetarios.

Otras normativas resultantes de este proceso de actualización son la posibilidad de contar con más de una licencia, la eliminación del límite de 50 capacidades para los servicios gastronómicos, la facultad a los panaderos dulceros de vender bebidas, la disminución a dos cuotas mensuales del saldo mínimo requerido en las cuentas fiscales y el aumento de hasta 35 por ciento del monto en efectivo que se puede retener en carácter de fondo en dichas cuentas.

Entretanto, no se darán más licencias para algunas actividades, como la de carretilleros, y se mantiene suspendido el otorgamiento de nuevas autorizaciones en la actividad de programador de equipos de cómputo; también, las otras 26 actividades cuyas licencias se encontraban congeladas, comenzaron a otorgarse nuevamente.

Los pronósticos económicos para 2019 avizoran que los aportes de las formas de gestión no estatal pueden significar hasta el 13 por ciento de los ingresos totales al presupuesto del Estado, lo que representa un crecimiento de 16 por ciento respecto al año en curso.

De cara a este vaticinio, muchos son los retos para el sector, incluyendo la sindicalización y continuar incrementando la calidad de los bienes y servicios ofertados.

Corresponde también dar respuesta a ciertas necesidades: se necesita impulsar y organizar las ventas en mercados mayoristas, y podría pensarse en diversificar los campos en que actúan los cuentapropistas, hasta ahora de bajo valor agregado y también de escasa complejidad tecnológica.