CAMAGÜEY.- Fidel Castro fue claro: “Los pueblos que olviden su historia están condenados a vivirla de nuevo”, eso le pasó a los brasileños este domingo, olvidaron los años de dictadura y que precisamente fue Jair Bolsonaro uno de sus más acérrimos defensores. De allí vienen sus ideas, las que pondrá en práctica inmediatamente después de su toma de toma de posesión.

El candidato de la ultraderecha hizo una campaña excelente, diciéndole a la gente lo que quería escuchar, tipo Macri en Argentina y Trump en los Estados Unidos, lo cual nos indica que la izquierda sigue indefensa ante ese discurso segmentado. Otro hecho que catapultó al actual presidente electo de Brasil fue el atentado que sufrió, que después de ver su impacto en las encuestas, no dudo que haya sido planificado por él mismo o por sus asesores, para presentarse como víctima. Eso en política, sobre todo en América Latina, da muy buenos resultados.

A Bolsonaro lo apoyaron las grandes cadenas mediáticas de Brasil, la iglesia y surtieron efecto en los votantes indecisos las fake news (noticias falsas) que se divulgaron por las redes sociales y WhatsApp acerca del candidato de la izquierda. Téngase en cuenta que el 70% de los jóvenes latinoamericanos y el 90% de los brasileños entre 15 y 35 años, utilizan este servicio de mensajería instantánea, un escenario muy bien aprovechado por la derecha.

Al parecer los brasileños querían un hombre de mano dura, no dudo que lo hayan encontrado, tanto que no se sabe que va a suceder con la democracia y las libertades individuales en el gigante suramericano. Represión, medidas neoliberales y reducción al máximo posible del aparato estatal son algunas claves que marcarán el país de ahora en adelante. Temer se quedó chiquito al lado de Jair.

¿Qué pasó con el Partido de los Trabajadores? No pudo superar el desgaste de 14 años de mandato, porque gobernar sí que desgasta de verdad. Sus principales cuadros sufrieron un descrédito acelerado en los últimos dos años, con la excepción de Lula, que todos saben que sus cargos son más políticos que legales. La operación Lavajato no surgió por gusto, y aunque ha sido para ambos lados, la izquierda brasileña ha sido sensiblemente afectada. Al punto que la imagen de la depuesta expresidenta Dilma está tan afectada que no pudo conseguir un puesto en el Senado que parecía sin complicaciones para ella.

La falta de aliados políticos con peso dentro del panorama electoral fue otros de los elementos que pasó factura a los petistas. Uno de los compañeros tradicionales del PT era la agrupación de Michel Temer, sin embargo, esa relación se vino abajo luego del golpe parlamentario a Rousseff, lo mismo sucedió con otras fuerzas políticas que durante años habían sido aliadas al partido fundado por Lula y ahora son enemigos acérrimos.

El Partido de los Trabajadores, tras 12 años en el poder, olvidó su esencia: el pueblo. Cometió el error que ha llevado a muchos al fracaso en este tipo de contiendas, incluido el Psuv en Venezuela, separarse de las masas populares, grave error de la izquierda latinoamericana cuando obtiene el poder. Quizás por eso el pueblo no salió a defender, en masas, el orden institucional tras el golpe parlamentario de 2016.

Con esos errores de fondo llegó el puntillazo, demoraron mucho a Lula Da Silva como candidato. Desde un inicio se sabía que la prisión del expresidente era para impedir su participación en los comicios, la presión popular no fue suficiente, como tampoco lo fue el tiempo que le dejaron a Fernando Haddad para captar adeptos y demostrar que era mucho más que el sucesor de Lula, bastante hizo en tan poco período.

Es también una realidad que la izquierda en Brasil no logró convertir el sentimiento antibolsonaro en votos a favor de la candidatura de Haddad. En un análisis a priori parece ser que los sectores desfavorecidos y marginados, los vilipendiados por el representante de la ultraderecha, no salieron a votar, el resultado de aproximadamente diez puntos porcentuales de diferencia así lo indica.

Brasil no fue la excepción, los latinos siguen votando hombres-nombres y no proyectos, así es muy difícil que pueda haber continuidad y que la izquierda pueda mantenerse estable en el poder. Cabe preguntarse ¿cómo queda la integración con Bolsonaro en el poder? Es el tiro de gracia que faltaba, de los ejes de la integración latinoamericana alcanzada en los primeros años de este siglo, Argentina, Brasil y Venezuela, hoy solo queda Caracas defendiendo esas banderas.

No por gusto se le ha puesto dinero a Brasil, Ecuador y Colombia, ahora los tres con gobiernos abiertamente antiizquierda y antivenezuela, y es que precisamente el país caribeño tiene fronteras con esos tres Estados, ¿casualidad? Para nada, forma parte de una estrategia muy bien pensada que busca exterminar la ola del ascenso de los movimientos populares al poder, es, en otras palabras, un nuevo plan cóndor.

Si antes de la elección Brasil necesitaba de su gente, ahora urge más que nunca que su pueblo despierte, ese de las favelas y los barrios pobres que no salen en las novelas de Copacabana, ellos son los que más van a sentir el desprecio del gobierno. Nada más parecido al fascismo ha llegado al poder y eso exige cohesión de las masas populares, mayor articulación y respuesta popular en las calles. Habrá represión, cañones de agua y balas de goma y gases lacrimógenos no lo duden, pero allí tendrán que estar los brasileños, para salvar al gigante suramericano de Bolsonaro y sus demonios.

Diez frases que develan quien es Jair Bolsonaro:

Sobre los homosexuales:

"Los homosexuales lo son por consumo de drogas, solo una pequeña parte lo es por defecto de fábrica"

"No voy a combatir ni a discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle, les voy a pegar"

"Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. No voy a responder como un hipócrita, ante eso, prefiero que un hijo mío muera en un accidente"

Sobre las mujeres:

"Ella no merece ser violada, porque ella es muy mala, porque ella es muy fea, no es de mi gusto, jamás la violaría"

"No es una cuestión de colocar cuotas de mujeres porque sí. Tenemos que colocar gente capacitada. Si colocan mujeres porque sí, voy a tener que contratar negros también".

"Tengo cinco hijos: fueron cuatro hombres, ahí en el quinto me dio una debilidad y vino una mujer"

Sobre su ideología:

"El error de la dictadura fue torturar y no matar"

"Hay que dar seis horas para que los delincuentes se entreguen. Si no, se ametralla el barrio pobre desde el aire"

Racismo:

"No corro el riesgo de que uno de mis hijos se enamore de una mujer negra porque fueron muy bien educados"

"No hacen nada (las comunidades negras). Más de mil millones de dólares al año estamos gastando en ellos. No sirven ni para procrear".

Sobre Bolsonaro y otros demonios que le esperan a Brasil