CAMAGÜEY.- Esta vez las encuestas sobre la intención de voto de los brasileños en las elecciones presidenciales celebradas este domingo no se equivocaron al dar con ventaja al candidato de la derecha, Jair Bolsonaro, de no más de 10 puntos sobre Fernando Haddad, representante del Partido del Trabajo (PT).

Lo que no vislumbraron dichas encuestas es que la diferencia entre Bolsonaro y Haddad fuera de casi 17 puntos, pues el excapitán de las fuerzas armadas se alzó con el 46,3 % de los votos mientras el candidato del PT se quedó al borde del 28 % de los sufragios y al mismo tiempo perdió escaños en el Parlamento y en la Cámara de Diputados.

No obstante, lo que sí se cumplió fue el pronóstico de segunda vuelta de las elecciones fijadas para el 28 de octubre, tiempo bastante corto para reagrupar las fuerzas por ambos contendientes y buscar alianzas que le den la simple mayoría, pues en este balotaje no se necesita el 50 % más uno.

Esta vez concurrieron a las urnas unos 117 millones de brasileños de los 147 millones de habitantes que tiene el país, alrededor de un 20 % no salió a votar y unos seis millones de boletas fueron depositadas en blanco o anuladas.

En cuanto a las alianzas Ciro Gómez, del Partido Laborista, el tercer candidato que sacó mayor votación con 12 % ya ha declarado que votará junto al PT, y no se descarta que Guilhermes Boulos, de los socialistas se una al grupo de Haddad, al igual que la ecologista Marina Silva aunque con estas fuerzas sumadas es muy posible que no se pueda sobrepasar el 46 % obtenido por Bolsonaro.

Quiere esto decir que el PT tendrá que trabajar duro en apenas dos semanas que lo separan de la fecha del balotaje, para tratar de convencer a ese 20 % que no votó y a los casi seis millones de boletas que se depositaron en blanco, para que voten por Fernando Haddad, si quieren revertir la actual situación de desastre institucional, económico y social que vive el país, lo cual sí daría un viraje al escenario presentado en esta primera vuelta.

Bolsonaro, por su parte, cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas, los empresarios, la ultraderecha y amplios sectores de la clase media que según los especialistas salieron a votar por el excapitán para garantizar su seguridad con mano dura, como ha prometido este, lo cual lo demuestra el hecho de que fue en el sur, las grandes ciudades, donde sacó la mayor votación, mientras que Haddad fue apoyado por el norte brasileño, región más pobre y desposeída.

Desde la prisión, a la que fue condenado sin pruebas y sin haber agotado los recursos judiciales a su favor, Luiz Inácio Lula da Silva sigue alentando a sus partidarios a continuar en la lucha y a formar un frente unido que dé la victoria a Haddad en estas presidenciales.

Es incuestionable que si lo brasileños quieren revertir la actual situación impuesta por el Gobierno de Michel Temer, en el poder después del golpe parlamentario a Dilma Roussef, su mejor opción es votar en masa por el candidato del PT, que según sus declaraciones borrará el escarnio en que han sumido la nación, y restituirá los salarios y las políticas sociales y económicas de que disfrutaba el pueblo bajo los dos gobiernos de Lula.

Bolsonaro, por su parte, significaria la “ mano dura” para continuar la política de su antecesor Temer, que ya anunció su desprecio a las mujeres, a los negros, los homosexuales y los pobres y su defensa de los militares, incluso, de los que formaron la anterior dictadura.

Como diría alguien la suerte esta echada, habrá que ver hacia dónde se inclina.