CAMAGÜEY.- Que el gobierno de Mauricio Macri va “cuesta abajo”, como el famoso tango argentino de la época de Carlos Gardel, a estas alturas nadie lo pone en duda.

La fórmula de ajuste fiscal y deuda con los organismos financieros internacionales semeja un pantano del cual, al tratar de salir, lo que hace es hundirlo más, y si no, que lo diga el pueblo argentino que es la principal víctima de la restauración neoliberal del gobierno bonaerense.

El fantasma del “corralito” de los años noventa flota en el ambiente del país como consecuencia de los paquetes de medidas puestos en práctica o en cartera, donde a los “tarifazos” de aumento de precios de los principales servicios, como gas y electricidad, se les suma la ola de despidos y recortes sociales y salariales, lo cual mantiene a los trabajadores argentinos en permanentes acciones de protesta en las calles.

La tesis del gobierno de Macri es que la crisis actual es consecuencia del déficit fiscal, al gastarse más de lo que se produce, y en virtud de ello, debe acudir a una fuerte reestructuración de su gabinete y a la petición de créditos internacionales para buscar el equilibrio fiscal, uno de los objetivos para 2019, según el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne.

Por su parte, Macri dice que con los cambios, que no son los que prometió durante su campaña electoral para mejorar la vida de los argentinos, que lamentablemente creyeron en ellos,” y los avances que vamos teniendo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) empezaremos a superar la crisis”.

Por lo pronto, la supresión de unos diez ministerios, algunos tan importantes como los de Salud y Trabajo, que pasarán a ser asumidos por secretarías, avizoran la concentración de funciones que necesariamente implicará la reducción de plantillas, desocupados que se unirán a las decenas de miles que hoy reclaman sus plazas de las que fueron despedidos por múltiples ajustes.

No son pocos los especialistas que consideran que el préstamo de 50 mil millones de dólares aprobado por el Directorio Ejecutivo del FMI y tres años de duración, en modo alguno será la solución a la crisis económica actual del país que se debate en una inflación que ronda el 40% y el desplome de la moneda nacional, que ya constituye una cifra histórica 41 pesos por dólar.

Lo que sí parece estar seguro es que el acuerdo con el FMI llevará a terminar de hundir la economía y el sistema financiero de la nación y dejaría una enorme deuda que será impagable por años para los ciudadanos argentinos que ya en otros momentos han pasado por esa experiencia, porque dicho pacto solo servirá para que los capitales extranjeros sigan sacando los dólares del país.

Macri está empeñado en la restauración del sistema neoliberal en Argentina y para ello no duda en atar su soberanía e independencia a los organismos financieros internacionales al tiempo que cierra las cortinas para impedir que un gobierno progresista pudiera cambiar este panorama más adelante en la figura de Cristina Fernández a la que la “justicia” quiere convertir en comisura de supuestos delitos para sacarla del ruedo de la política nacional e impedirle aspirar a la presidencia.