CAMAGÜEY.- La decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de que Luiz Inácio Lula da Silva no podrá presentarse a las elecciones presidenciales del 7 de octubre en Brasil, acentúa la perspectiva de que los mandos judiciales y parlamentarios están decididos a impedir que el candidato del Partido del Trabajo (PT) aspire a convertirse en el primer mandatario del gigante sudamericano.

El TSE privó a Lula de poder utilizar los espacios públicos de que disponen los candidatos para desarrollar sus campañas electorales a través de los medios de difusión, preferentemente la televisión, ya que la propaganda a través de los medios privados está prohibida en el país.

El expresidente carioca guarda prisión desde el mes de abril en un centro policial de la ciudad de Curitiba condenado por un tribunal de segunda instancia a 12 años de prisión por un supuesto delito de corrupción, del cual no se han podido aportar pruebas por la justicia brasileña, evidentemente manipulada para sacarlo de la contienda presidencial.

Según todas las encuestas, Da Silva encabeza las intenciones de votos del electorado que lo sitúan por encima del 36%, mientras su más cercano competidor solo llega al 18 %, en este caso Jair Balsonaro conocido racista y xenófobo, mientras los otros aspirantes se quedan muy por debajo de estas cifras.

Cerrarle el paso en su posible camino a la presidencia parece ser una decisión tomada de antemano por las élites judiciales y parlamentarias contra Lula, a pesar de que a este le quedan todavía tres recursos más, uno ante el Tribunal de Justicia, y dos ante el Tribunal Supremo, apelaciones que es muy posible que sigan el mismo camino de las anteriores.

No son pocos los especialistas que especulan sobre la posibilidad de que el PT, ante el panorama adverso que se adivina acerca de la aprobación de la candidatura de Lula, decida modificar su estrategia electoral y lance la propuesta a la primera magistratura de la nación de Fernando Haddas, compañero de fórmula del expresidente y que fuera alcalde de Sao Paulo.

En el caso de  que así fuese, estaría por ver si las intenciones de votos que ahora presenta Lula se trasladarían en su totalidad a Haddas,  poco probable si se tiene en cuenta los sondeos realizados en este sentido.

El margen establecido por la ley electoral indica que los partidos tienen hasta el 17 de septiembre para realizar cambios en su candidatura. Habría que observar si la dirección del Partido del Trabajo mantiene a Lula hasta el último momento en sus aspiraciones presidenciales o decide oficializar a Haddas como su aspirante.

La opción de otro candidato a la primera magistratura que no sea del PT, acentuará la crisis económica, social y ética en la cual el gobierno neoliberal que derrocó a Dilma mediante un golpe parlamentario ha sumido al pueblo brasileño que ha visto desaparecer las conquistas alcanzadas en los períodos presidenciales en los que Lula gobernó ese país y en los cuales más de 20 millones de nacionales salieron de la pobreza a la que ahora han regresado.