CAMAGÜEY.- Las autoridades judiciales brasileñas negaron a Luiz Inácio Lula Da Silva la posibilidad de participar en los debates que a partir del jueves 9 comenzaron a desarrollar los otros candidatos presidenciales en las televisoras del país y mucho menos accedieron los directivos de estas a colocar una silla vacía en los escenarios que indicara que faltaba uno de los aspirantes, según solicitó el Partido de los Trabajadores (PT).

No obstante, la dirección del PT convocó una gran marcha en apoyo a la inscripción de Luiz Inácio como candidato para las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre, la cual se desarrollará el 15 de agosto, en Brasilia, para hacer frente a las maniobras judiciales-parlamentarias que pretenden invalidarlo como aspirante a la primera magistratura del gigante sudamericano.

Como se ha divulgado, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSP) Luiz Fux, quien tomó posesión del cargo el pasado mes de febrero, se pronunció a favor de que los jueces de esa Corte pudieran impedir la inscripción en virtud de la ley que prohíbe a sancionados en segunda instancia aspirar a cargos públicos, incluso en el caso de que la candidatura no fuera impugnada.

La expectación por el registro de Lula en las elecciones presidenciales de octubre —en la medida que se acerca la fecha del acto que involucra a todos los aspirantes al cargo— va en aumento, mientras el líder del PT lleva ya más de cuatro meses de injusta prisión, en una unidad policíaca de la ciudad de Curitiba.

En todo su apogeo la contienda electoral, ya con intensas campañas de propaganda, las encuestadoras se suceden unas a otras en cuanto a sus escrutinios de la intención de votos de la población brasileña, resultados en los que siempre aparece Lula encabezando la preferencia del electorado a veces con 20 o más puntos por encima del resto de los aspirantes.

Desde luego que por las referencias de los otros candidatos de la derecha en sus alianzas partidistas, una buena parte de ellos están vinculados a actos de corrupción, como Gerardo Alckmin, el cual junto Jair Balsonaro, a quien se tilda de racista, homofóbico troglodita, son los que aparecen como los de más posibilidades de disputarle el cargo al expresidente Lula.

Otro tanto se le pronostica a Marina Silva, golpista contra Dilma Rousseff y favorecedora de la prisión de Lula Da Silva, mientras seguidamente se sitúa Ciro Gomes, de centro izquierda, del cual se cree que terminará uniéndose a la coalición que apoyará el PT.

No sin ciertas dificultades estos aspirantes han conseguido compañeros de fórmula como vice, asunto que logró resolver Balsonaro echando mano al general Mourao aquel que pidió “golpe dentro del golpe” cuando a Dilma Rousseff le arrebataron la presidencia mediante el golpe parlamentario.

También el PT ya tiene su candidato a vice presidente, el exalcalde de Sao Paulo, prestigioso político brasileño quien a su vez, en el caso de que Lula no pudiera inscribirse como aspirante, sería el candidato del Partido de los Trabajadores, llevando como vice a Manuela D’ Avila, en virtud de su alianza con el Partido Comunista Brasileño, coalición a la que se han sumado además otras agrupaciones políticas como el Partido Republicano de la Orden Social y de la Causa Obrera (PCO) y a la cual es posible que se sume el centro izquierdista Cesar Gomes.

Así de incierta continúa siendo la situación en el gigante sudamericano, al cual los neoliberales golpistas han sumido en una crisis económica, política y social de la que solo un presidente como Lula o en su lugar la representación del Partido de los Trabajadores serían capaces de cambiar por que de lo contrario sería más de lo mismo.