CAMAGÜEY.- Hace unos días, una amiga compartió en su perfil de Facebook: “Quiero tomarme un café con alguien que sea capaz de mirarme sin sacar su teléfono. Ya saben, como antes, cuando éramos libres”. Y me puso a pensar.

Empleadas con efectividad, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son medios de conocimiento, y los cubanos sabemos, porque nos lo enseñó el Maestro, que la cultura nos hace libres. Pero con mucha más frecuencia de la que mi amiga y yo quisiéramos, actualmente las pantallas “secuestran” a quienes las usan.

Hoy se entra en contacto con las TIC a edades cada vez más tempranas. Muchos hemos crecido con ellas y ya nos parece ilusorio un mundo sin su presencia, pero a los “nativos digitales” hay que educarlos para que sean capaces de usarlas inteligentemente, tanto en el ámbito educativo como en cualquier otro.

Lo que no puede pasar es que, atraídos por tablets, computadoras y celulares, pequemos del analfabetismo relacional del que hablan muchos expertos en el mundo. Supondría la pérdida de habilidades para el intercambio personal y el descuido de las relaciones sociales en la vida real.

No es casual que en nuestra prensa aparezcan artículos dedicados a la adicción al celular, y los cambios en la forma de hacer y pensar de los adolescentes debido al mundo virtual. Se trata de una alerta necesaria y urgente, que debe surgir primero en los hogares. Allí es donde hay que velar por el buen uso de los “aparatos”, pues según algunos estudios no es tan relevante el número de horas que se les dedican, sino el tipo de uso que se les da.

Bien utilizadas, las tecnologías multiplican las oportunidades de aprendizaje, el desarrollo de habilidades, la creatividad, además de mejorar la motivación, especialmente en los más pequeños, por lo que la educación en estos tiempos no puede concebirse sin estas.

A pesar de las limitaciones económicas, en nuestro país nos tomamos en serio lo de “estar al día”. El Ministerio de Educación fue uno de los primeros en diseñar estrategias para tratar de frenar los efectos negativos que ya se avizoran en la sociedad. A la introducción de las computadoras en el curso 2001-2002 le siguieron el desarrollo de aplicaciones multimedia y varios proyectos en apoyo a los programas docentes en todos los niveles de enseñanza.

Es así como surge un espacio virtual muy bien pensado: CubaEduca. Este portal, además de “refrescar” el proceso de enseñanza-aprendizaje, dota a profesores, estudiantes y familiares de un espacio para la comunicación mediante el empleo racional y óptimo de las nuevas tecnologías para el desarrollo.

Habría que preguntarse entonces si todas las familias y todos los maestros lo conocen y lo emplean. Porque aunque nuestros avances tecnológicos no se acercan a los de otros países, y aun son los menos quienes tienen Internet 24 horas en sus móviles, los cubanos hemos encontrado otras formas de estar pegados al teléfono, compartiendo contenidos por Zapya, escuchando música, leyendo, pero sobre todo jugando, y hasta viendo series enteras.

Soy optimista y aspiro a que muy pronto la 3G nos conecte más y los precios se acerquen a las posibilidades de la mayoría, pero mientras, debemos ganar en conciencia que nos haga consumidores y no consumidos por las tecnologías.

Entonces podrían ser muchos los que inviten a sus amigos a tomarse ese café. Se mirarán a los ojos, conversarán y reirán como antes, porque otra vez serán libres.