CAMAGÜEY.- Te vi este 14 de junio rindiéndole tributo a ese otro grande de la historia que muchos llaman Titán; te vi junto al pionerito pequeño de los ojos claros, no recuerdo si era de la “Renato Guitart” o de la “José Luis Tasende”, de “La Avellaneda” o de la “Noel Fernández”; recuerdo la cara de felicidad que tenías cuando un grupo de muchachos inspirados en tu ejemplo, en el de Mella, en el de Camilo y en el de otros tantos, ingresaron a la vanguardia de los jóvenes cubanos, esos jóvenes comunistas que tú mismo dijiste que debían ser los primeros en el trabajo, los primeros en el estudio, los primeros en la defensa del país.

Vi cómo sonreías de orgullo sano al ver a los pioneritos que cambiaban de atributo jurar a su organización defender la Patria de Martí y de Fidel, y es que ellos se forman en tu ejemplo, quieren y pueden ser como tú. Te vi también en tres jóvenes que lucían orgullosos pulóveres con tu imagen de guerrillero eterno, esa que Korda tomó y pasó a la historia como el símbolo de rebeldía de todo un pueblo, de quienes soñamos con un futuro mejor.

Te vi hoy, ayer y siempre, te veo en todos los lugares porque tú eres pueblo, porque tú eres Cuba, te veo en el bicitaxi que pasa en la mañana por la casa y en él vas tú como su mejor estandarte, te vi en la pulsa de la joven, en el tatuaje del muchacho que te lleva muy cerca del corazón, en el pecho del médico del Contingente Henry Reeve que ahora mismo está en Guatemala, en la medalla del combatiente, en el afiche al lado de Fidel. Y no eres un fantasma, eres ideas, no por gusto en Polonia quisieron prohibir tu imagen, y en tu natal Rosario pretendían derribar tu estatua. Qué inocentes son, no comprenden cómo es posible que a tus 90 seas más que imagen o estatua.

Te veo todos los días al despertar, porque tú eres mi inspiración para salir a combatir los molinos, porque te tengo siempre presente en el ejemplo que me dejaste cuando estabas en México, con esa asma que te acompañaba e intentaste una y otra vez escalar el volcán Popocatépetl, porque esa fortaleza espiritual y tu constancia son tu mejor legado, porque es lo que nos hace enorgullecernos de poderte decir compatriota, y más aún, cubano.

Porque tú nos demostraste que ese hombre nuevo es posible, porque tú, Che, Comandante, amigo, eres más que un héroe, más que símbolo, por eso naces cada 14 de junio y renaces los 8 de octubre, convencido de que tienes mucho por andar todavía.