CAMAGÜEY.- Tras oír los 43 segundos de provocaciones contra Cuba del Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, en la 48 Asamblea General de la OEA, recordar a Martí se hace inevitable. Releer el texto Vindicación de Cuba sería una buena opción, porque sus líneas al diario de Filadelfia The Manufacturer bien pudieran ser hoy una respuesta al ex director de la CIA.

En el siglo XIX, Martí respondía “La nueva generación es digna de sus padres...”. “Solo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad y es la verdad triste que nuestros esfuerzos se habrían, en toda probabilidad, renovado con éxito, a no haber sido, en algunos de nosotros, por la esperanza poco viril de los anexionistas, de obtener libertad sin pagarla a su precio”.

Y es que es el mismo imperio que nueve años antes de su fundación como Estado independiente ya pensaba en dominar el valle del Mississipi para utilizarlo contra Cuba o México mismo. El señor Pompeo es solo un heredero de la tradición injerencista y agresiva de su país. Ahora muchos entienden la movida de Trump cuando lo designó para ese cargo, necesitaba allí a alguien sin mucho cerebro que repitiera lo mismo sin pensar.

También es curioso ver cómo la OEA, esa “cosa tan fea” que tanta risa causó a Carlos Puebla y su grupo en 1962, ahora se vuelve un sinsentido al pretender, desesperadamente, expulsar a Venezuela del sistema interamericano del que la nación sureña ya estaba en trámites para salir. Es como el joven inmaduro que se entera que la novia lo va a dejar y piensa en botarla él primero por mantener su orgullo.

Caricatura: Tomada de flickr.comCaricatura: Tomada de flickr.comLe tocó a Mike Pompeo hacer el ridículo e intentar reeditar el circo de 1962 en Punta del Este, 56 años después decía: “Los jóvenes cubanos nacidos bajo una dictadura no están interesados en vagos lemas revolucionarios. Exigen oportunidades educativas libres de restricciones políticas o de la represión de un régimen totalitario.

“Quieren lo que quieren los jóvenes de todo el mundo: oportunidades para usar sus talentos, hacer escuchar su voz, alcanzar su potencial y construir un futuro brillante para ellos mismos. Como sociedades democráticas, debemos apoyar a los jóvenes de Cuba y de otras partes del hemisferio en sus esperanzas de cambio”.

Honestamente coincido con el secretario de Estado, claro que no estamos interesados en vagos lemas revolucionarios, obvio, qué hubiera sido de nosotros si nos hubiéramos quedado en el consignismo barato. No entiende el mister que los jóvenes cubanos no tenemos tiempo para lemas porque somos protagonistas del proyecto de construcción colectiva de país al que apostamos los cubanos hace casi 60 años, y bien sabemos que nuestras conquistas son sueños para muchos.

Si lo duda aquí van algunos datos que pudieran ayudarlo a razonar. De 605 diputados al Parlamento Cubano, 80 son jóvenes y los representantes del estudiantado universitario y la juventud comunista son miembros del Consejo de Estado. Lo mismo sucede en las asambleas provinciales y municipales. En Camagüey, por ejemplo, la vicepresidenta de la Asamblea Provincial apenas tiene 34 años. Ese es el poder de decisión que queremos quienes sabemos que ha llegado nuestro momento. Para más sinsentidos, ¿cómo puede hablar de dictadura el representante de un gobierno que no fue electo ni por un 25 % del pueblo norteamericano?

Pompeo tampoco domina que más de 17 000 estudiantes de las enseñanzas Media y Superior participaron como colaboradores en las elecciones generales del 11 de marzo. Y su discurso cae aún más en el ridículo después del 2 de junio, cuando la “dictadura” convocó a su pueblo para una Reforma Constitucional que implicará un amplio proceso de consulta popular y referéndum para su aprobación. En su país, señor, no se modifica la Constitución desde 1992, cuando se aprobó la 27ma. enmienda, que solo regula que nadie puede bajar el salario de los senadores y representantes norteamericanos; la Carta Magna de Estados Unidos data de 1787.

No nos equivocamos en el 2014 cuando en la 7ma. Cumbre de las Américas ratificamos que no volveríamos al Ministerio de Colonias Yankis, como llamó Roa a la OEA. En cuanto a Pompeo prefiero pensar que tuvo un lapsus y se creyó en 1898, año en que las tropas interventoras norteamericanas arrebataron el sueño de la libertad a los cubanos. De lo contrario, no me queda otra que responderle como lo hiciera, muy a su modo, un estudiante universitario durante el noveno Congreso de la FEU de la Universidad de Camagüey: “No nos engañemos, la manzana que nos tienen reservada envenena más que la de Blanca Nieves, por tanto, caballeros, a nosotros no nos queda otra que seguir comiendo plátano burro”.