CAMAGÜEY.- Definidas en parte las alianzas para la segunda vuelta de las elecciones en Colombia, las interrogantes sobre el futuro desarrollo de los acontecimientos, gane la presidencia Iván Duque, por Centro Democrático, o Gustavo Petro, por Colombia Humana, no encontrarán una respuesta inmediata.

Lo primero que está en juego es el proceso de paz alcanzado después de cuatro años de duras negociaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mayor grupo guerrillero existente en el país, y el Gobierno de Juan Manuel Santos, cuya implementación presenta muy bajo porcentaje de cumplimiento de la totalidad de los acuerdos, rondando alrededor de un 20 % de ellos.

Iván Duque, representante del Uribismo, que aunque dice que quiere la paz ha dejado sentado que hará sustanciales modificaciones a los acuerdos, entre ellos la de cuestionar la participación de los ex guerrilleros en la política sin haber cumplido su compromiso de “verdad, justicia y reparación”, lo cual expresa con claridad cuáles serán las principales directivas de su gobierno, si llega a convertirse en Mandatario.

Si a pesar de que Juan Manuel Santos, que fue principal promotor de los acuerdos por parte del gobierno y que le valió la consideración de la Academia Sueca el Nobel de la Paz, no ha podido o no ha querido acelerar el cumplimiento de lo acordado en La Habana en relación con la finalización del conflicto, y los paramilitares se han fortalecido asesinando hasta la fecha a 38 de los ex combatientes desde que se firmaron estos, podemos inferir lo que ocurrirá si el candidato de Centro Democrático toma el mando en el país como representante de la derecha más reaccionaria colombiana

Por su parte, Gustavo Petro, ex guerrillero del M19, quien ocupó la alcaldía de Bogotá y que muchos consideran como la revelación de la primera vuelta al ser el candidato de la izquierda más votado en unas elecciones presidenciales en Colombia, presenta una agenda progresista favorable al cumplimiento de los acuerdos de paz, y según ha declarado, se propone una mejor distribución de la riqueza en beneficio de las clases más desposeídas del país.

El otro asunto que compromete los acuerdos de paz es la decisión de Juan Manuel Santos de incluir a Colombia entre los socios globales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuyo papel la convertiría en una especie de punta de lanza de la organización belicista en la región, junto a la presencia militar norteamericana ya existente en su territorio con la decena de bases que Estados Unidos aquí posee, las que podrían ser empleadas para agredir o tratar de dominar los países vecinos cuya política no sea de su agrado y también apoderarse de sus riquezas, que es su objetivo principal.

La decisión del gobernante Partido de dejar libre a sus militantes de votar por quien estimen en las elecciones del venidero 17 de junio y la de los liberales y conservadores de apoyar al candidato Uribista Iván Duque, presupone que la derecha aritméticamente podría sumar el 46 % de los votos en el caso de que concurriera a emitir su sufragio el 53 % de los colombianos empadronados, como ocurrió en la primera vuelta.

Por su parte, Petro no puede decir lo mismo en cuanto a las alianzas, porque al 25 % de los votos que obtuvo no puede añadir automáticamente el 23,7 que recibió Gustavo Fajardo, el tercer candidato más votado, y que hasta ahora se ha mostrado cauto en pronunciarse aunque no son pocos los que consideran que los intereses de sus electores se acercan más a los del Uribista Duque que a los del ex alcalde de Bogotá.

Cuando apenas faltan solo unos días para que los colombianos puedan pronunciarse por el cambio de que dieron muestra desear en la primera vuelta, cuando otorgaron casi nueve millones de votos en contra de los partidos tradicionales, y a pesar de la feroz campaña de intimidación con que presentan a Petro, a quien vinculan como cercano a Cuba y Venezuela, no deben descartarse totalmente que las aspiraciones de paz y prosperidad conviertan este balotaje presidencial en un acontecimiento histórico para el país y también para América Latina.